domingo, 27 de octubre de 2024

SACERDOTE EXORCISTA EN EL VALLE DEL CAUCA

LIBERACION SANACION Y EXORCISTA EN COLOMBIA
ayuda espiritual en colombia
VIERNES, 3 DE MARZO DE 2017
DIFERENCIAS ENTRE POSESIÓN DEMONÍACA Y ENFERMEDAD PSIQUIATRICA
DIFERENCIAS ENTRE POSESIÓN DEMONÍACAYENFERMEDAD PSIQUIÁTRICAPBRO. CESAR AUGUSTO CALDERÓN CAICEDO
SACERDOTE IGLESIA ANTIGUA EN COLOMBIA VIEJOS CATÓLICOS 1870.
                  
INTRODUCCIÓN
Los conceptos medicos frente a las enfermedades actuales suelen ser ahora más claros con relacion a la antiguedad. Las nuevas alternativas médica fueron desplazando rapidamente las herradas nociones de enfermedad arraigadas a creencias populares que al no tener explicacion lógica se buscaba someterse a la vvisión no convencional como la supersticion, de ahí que se creyera en conceptos como brujeria, espiritismos, santeria, poseciones demoniacas, satanismo y cual quier otro vago camino, menos el de la ciencia, llevando casi siempre a la  sipersticiosa idea de que el diablo era el causante de toda la decadencia humana usandose a éste como el pretesto para la responsabilidad humana y si en el no se encotrara respuesta el más proximo era Dios. Con lo anterior no de quiere desfigurar ni la idea razonable de que la existencia misma esta sujeta a la lucha de contrarios donde esperamos que de manera romantica siempre haya un final feliz donde el bien triunfe sobre el mal, pero si asi es, todo ser humano quiere que este pensamiento del triunfo entre el bien y el mal sea un realidad.
Una enfermedad psiquiátrica y una posesión diabólica, demoníaca o cualquier otro síntoma de este tipo debe ser muy bien diferenciado tanto por el sacerdote como por el profesional de la salud, ya que muchos casos a menudo pueden confundirse el uno del otro, esto se puede ver fácilmente en cualquier lugar de nuestro planeta, por ello he realizado este escrito a manera de ilustracion, recopilando información tanto, en la experiencia en mas de  8 años como ministro ordenado en una comunidad católica no romana y ahora  perteneciente a la iglesia antigua en Colombia viejos católicos 1870  también comunidad católica no romana de la que me siento agradecido por la oportunidad que me brindan al ser miembro de la misma y de la que defiendo en la convicción apologetica de que cristo se hace presente en los sacramentos en la devoción a la Virgen madre de todo lo creado como reina universal acompañada de todos los santos.
En estos ya casi 9 años, sumados a las experiencias vividas  en mi vida anterior a la consagración sacerdotal, mis estudios en filosofía, teología,  psicología y demás  procesos formativos  puedo decir que me hace merecedor de tener la autoridad para hablar  como un especialista en el tema para diferenciar enfermedades psiquiátricas y supuestas enfermedades espirituales también llamadas posesiones y o cualquier calificativo que a diario encontramos en el vocabulario de las personas. Aclaro en mi aparte que el termino de supuestas del que hago mención se debe a que no se puede comprobar nada hasta no estar completamente seguro de los que se dice. Esta es una herramienta, para la ayuda del espectador que de ningún modo difiere de la denominación religiosa a la que se pertenece pero que si puede ser muy útil para no caer en el error. Por lo anterior quiero que miremos primero un concepto sintetizado de los dos términos así sabremos  como introducirnos en tema.





Exorcismo etimología
Del griego antiguo: ἐξορκισμός, romanización: exorkismos, literalmente: «obligar mediante juramento, conjurar»)  es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna (ver, como ejemplo, posesión demoníaca) quien somete y controla al poseído. Estos entes, dependiendo de las creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus, brujos, etc. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas (poltergeist). La posesión puede ser total (el ente toma control de las funciones del poseído, puede moverse, hablar, etc., a través de la víctima) o parcial.
Enfermedades mentales
Abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan como alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones o las relaciones con los demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. No tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, sociales y psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica subyacente.
Muchas enfermedades psiquiátricas empiezan con trastornos emocionales cambios de conductas y situaciones psicoafectivas de la niñez que a medida que va pasando el tiempo empiezan hacer eco en nuestra vida adulta a esto se le suma las diferentes ideologías filosóficas y religiosas a las cuales se pertenezca y en muchos casos la radicalidad de los mismos conceptos nos pueden llevar a diferentes variables hipótesis de la posible causa de la situación vivida por el afectado. Es de suma importancia responsabilidad y honestidad de parte del tratante de estos casos poder llegar de manera racional y lógica esquematizar muy claro y confiablemente qué tipo de situación se está viviendo para no cometer errores que pueden significar la pérdida completa de la cordura e incluso atentar contra la propia salud del tratado paciente e incluso supuesto poseído. No obstante no se puede tener una verdadera respuesta a lo sucedido hasta no llegar hasta lo más profundo del conocimiento del tema por lo que es necesario estudiar muy bien sus causas que suelen ser producto de la interacción entre el sujeto y el objeto transmisor que de una manera u otra de forma externa o interna logró tener toda la atención del afectado llámese psicológicamente hablando espiritualmente hablando.
Creencias populares
Si empezamos a hacer una breve historia sobre los diferentes hechos que atañen a posesiones diabólicas conceptos de brujería hechicería vudú santería o cualquier otro tipo de creencia popular vamos a mirar que cada una de ellas desde el contexto histórico puede tener un cierto grado de verdad mezclado de alegorías leyendas y cualquier otro tipo de exageración en la narrativa Pero qué como hablamos de un contexto un lugar un tiempo y espacio en el que sucedieron los hechos puede llegar de manera muy sutil a tener algo de verdad miremos algunos ejemplos de esto:
Fuentes primarias  y testimonios
Los nombres son cambiados y los lugares para proteger el buen nombre su privacidad y todo lo concerniente a la estructura legal del testimonio.
Ana
En el año 2010 en un municipio del Valle del cauca Colombia Ana una mujer humilde dueña de un estadero lugar donde llegaban muchas personas a almorzar vivía junto a su esposo y sus dos hijos ya hace mucho tiempo vivía ahí. Después de hace muchos años de no volver a soñar cosas desagradables de las cuales ella misma cuenta en este testimonio dice que después de que se inician las misas en este lugar que de manera muy voluntaria ella ofreció ya que no había otro lugar donde hacer la celebración eucarística dice que empieza a sentir los mismos sueños pero que esta vez mucho más pesados y que Hasta parecen reales,  según su versión dicen que sueña con una especie de persona mitad humano mitad cuerpo de animal y que le habla y le dice qué le entregué el alma aún ser llamado Samael me cuenta ella que nunca había escuchado ese nombre me ha leído nada referente a ese nombre ya que si acaso Ella llegó a segundo de primaria Y si acaso sabes escribir La Firma escribir y leer un poco sus conocimientos son muy pocos en lecturas y cualquier otro tipo de figura intelectual o académica como sacerdote era mi deber escuchar Como profesional atendiendo casos emocionales psicológicos y psiquiátricos en diferentes fundaciones puedo usar la racionalidad para determinar Qué puede hacer algún tipo de conducta aprendida y no prestarle atención Pero a medida que va pasando el tiempo y se seguían celebrando las eucaristías para una semana santa del año 2010 ella se acercó a la Eucaristía a recibir la comunión pero en esta ocasión la escupió y salió una fuerte voz de ella lanzando cualquier clase de sacrilegios en contra de la eucaristía los ministros hay presentes punto con los feligreses se asombraron de lo que hasta el momento habían visto de inmediato cayó al piso y Tuvo una reacción compulsiva nunca en su vida dice ella lo había sentido experimentado pero sí Recuerda que desde muy niña asistir a la Eucaristía muy poco.
Desde la parte clínica se puede asociar este evento algún tipo de situación neurológica una posible epilepsia pero lo que continúa pasando a medida que terminaba la eucaristía dejó sorprendidos a todos Ya que cuando la fueron a sostener para sentarla su reacción fue completamente agresiva al punto en que su esposo y demás familiares no podían sostenerla por la exagerada fuerza que en ella había una mujer de 160 de estatura con unos 60 kilos aproximadamente con una edad de 30 años a  36 años logramos terminar eucaristía mientras la sostenían a ella en su casa ya que estaba cerca del lugar donde celebramos la Eucaristía el superior de este momento junto con otros dos sacerdotes y yo decidimos hacer una oración para calmar la se usó las oraciones cristianas iniciando con la señal de la Cruz el acto de contricción invocación al Espíritu Santo el padre nuestro el salve y La invocación a San Miguel Arcángel en adelante empezó a tomar otro tipo de postura más agresiva su voz cambio completamente y decía palabras que en su vocabulario no existían esto nos dio a pensar que aunque podía haber una conducta aprendida era necesario descartar cualquier posibilidad lógica y racional para poder continuar con una oración mucho más acorde a la situación decidimos un sacerdote yo realizar oraciones en latín y después de casi una hora realizando todo tipo de oración por el bienestar de ella logró estabilizar la y junto a las 6 personas que la sostenían a ella y los sacerdotes y yo logramos recuperar su voluntad hasta el día de hoy no ha vuelto a sufrir ningún tipo episodios referente al tema esos diálogos nos decía que ella hace unos días había asistido algún tipo de ritual donde se le leyeron las cartas qué hicieron algún tipo de invocación a espíritus por esta razón se puede atribuir un poco de la situación presentada a lo que en ese momento sufrió para muchos psicólogos Y psiquiatras esto es simplemente una especie de sugestión ya que hubo una conducta externa que se manifestó en su Concepción interna de lo espiritual mal formando su idea el bien y el mal y para los expertos en la materia de exorcismos se le puede atribuir a una posible infestación hoy incluso posesión diabólica Lo cierto es que cierto o no la oración logró estabilizar a esta persona el punto en que nunca más volvió a sentir ninguna otra Desventura como la de ese día.
Judith
Para el año de 2013 recibo la llamada de una mujer pidiendo una visita urgente para su hermana en la Ciudad de Cali Ya que presentaba algunos comportamientos poco normales cuando llegó ya había sido llevada a un hospital psiquiátrico Pues según el dictamen médico presentaba un cuadro psicótico no especificado Pero cuando ella habla con los médicos le dice que ha llamado un sacerdote porque lo que ella tiene es otro tipo de situación atribuida a sus constantes prácticas religiosas no cristianas Aparentemente influenciada por alguna secta que estaba mandando cualquier tipo de información para que su personalidad se desdoblara.
parecer llevaba ya varios días en este estado del cual ella no era consciente llevar un varios ministros de iglesias cristianas para poderle ayudar todos decían que podía hacer una clase de espíritu maligno que se había apoderado de ella popular se le llama santería y espiritismo desde hace varios años como profesión. En su momento al llegar a su dormitorio se sentía un olor nauseabundo y el lugar parecía como si no hubiera luz a pesar de que era de día y los bombillos también iluminaban ella adivinaba cosas en su estado de trance que dejaba sorprendido a más de 1 sucesos que estaban pasando al otro lado del mundo con un familiar de ella el proceso de oración Liberación y exorcismo duró una semana ya que también fue el tiempo en el que el médico psiquiatra dio para que un sacerdote le tratara y si ella continuaba en este cuadro clínico diagnosticado por el en ocho días debe a regresar para ser internada todos los días se iba y se practicaba sólo con la oración y nada más con la oración La invocación al Dios altísimo junto con sus ángeles bajo la protección de la Virgen María para poder ser liberada al cabo de una semana esta mujer se recuperó completamente y fue valorada por un médico psiquiatra el cual constató que ya estaba cumple esta mente sana hasta el día de hoy en algunos videos grabados Por alguno de sus familiares se guardó la evidencia de lo sucedido.
Carlos
En el año de 2015 recibo un correo de un joven quien desesperadamente me contacta para que le ayude con una supuesta brujería o hechicería impuesta por una ex pareja y del cual Parece ser no le deja en paz para conseguir un empleo decido ir hasta el lugar donde habita la primera impresión que me dio es de un joven completamente sano coherente y sin ningún tipo de problema mental físico o psicológico Cómo es debidamente justo y necesario se empieza con la metodología científica empezando con las hipótesis para poder determinar de dónde parte del problema al cual nos vemos enfrentados en esta ocasión indagando un poco sobre su vida pasada me doy cuenta de que es un joven que ha sido menospreciado y poco valorado en su entorno familiar social y personal tiene poca autoestima y es muy negativo Pues todos tienen la culpa de lo que le pasa al menos sus propias acciones le pregunto porque piensa que fue la ex pareja quién le dejó algún tipo de maldición o maleficio como el mismo lo decía porque al parecer Todo le sale mal pero mi gran sorpresa Es que su supuesta ex pareja era la mamá de un hijo el cual él nunca respondió ni le suplir las necesidades básicas como hijo y que la mamá era quien hablaba y decidí a por él y por esta razón la abandonó y la supuesta brujería se debe a que su mamá le dijo que la dejara Y no respondiera por el hijo porque a ella le habían dicho que ese hijo no era de él y que la joven de había hecho brujería aquí en este caso vemos que más se debe a un factor psicoafectivo que hace que la persona crea completamente que sus problemas tienen una raíz en otros hechos para evadir sus responsabilidades personales un trabajo bastante duro porque tocaba hacer entender a su madre que era responsable de lo que su hijo era ahora ya esté joven que era responsable del futuro de un hijo el cual él no había respondido hasta el momento.
En el último caso con Carlos se ve claramente uno de los mayores fraudes a la hora de buscar un exorcista ya que como éste hay muchos otros casos donde las personas esperan Buscar una respuesta más allá de lo físico de lo racional y de los lógico para poder enmendar errores o situaciones atribuidas a lo inmaterial pero que en su esencia Somos responsables de nuestros propios actos es como el caso de la esposa Qué es dejada por su esposo y que de inmediato va y busca alguien quien se lo devuelva sano y salvo a su casa porque al parecer otra mujer se lo ha llevado a punta de brujería pero indagando muy bien nos vamos dando cuenta que muchos de estos casos se debe a problemas matrimoniales de pareja o infidelidades que tienen que tienen su Horizonte hacia la brujería o hechicería volviéndose ciegos a una realidad que les competen a ambos o en especial al afectado cayendo en estafas o en des información por incautos.
muchos pagan su más exageradas en consultorios y avisos en periódicos y revistas en Internet que ofrecen la solución a sus problemas venden lo que no tienen esperando que esté guía espiritual les ayuda en su situación Por ello Hay que ser muy despiertos y no caer en falsas promesas que a diario vemos en diferentes medios de comunicación esperando una ayuda sabiendo que la ayuda está en Dios y en la fe que le tengamos a este ser supremo que nos creo.
Verdad o mentira la historia y sus supuestos
En la antigüedad todo hecho fuera de lo normal (por falta de una explicación lógica o científica) era relacionado con el campo sobrenatural. En el caso de los comportamientos extraños que pudieran tener las personas o animales, era atribuido a la posesión de algún tipo de espíritu o demonio que tomaba el control del cuerpo. Muchos textos antiguos dan registro a estas situaciones ampliando en algunos casos las medidas a seguir para poner fin la posesión maléfica.  Comúnmente estas prácticas eran llevadas a cabo por chamanes, sacerdotes, oráculos de tribus, etc, variando según la cultura. Los rituales más conocidos del exorcismo son: la palabra, la oración o el baile, llevado a cabo por 1 o mas personas idóneas en el tema. Los comportamientos anormales que se presentan no se pueden tratar en forma global debido a su gran diversidad. Los mas comunes son cuando el poseído habla una lengua extranjera o desconocida, el miedo a objetos religiosos, ira desenfrenada, fuerza incontrolable, creencia de ser algún tipo de animal salvaje, cambios corporales (como lo son las marcas o estigmas) y la mas conocida por todos, el cambio de voz. Entre las situaciones comúnmente citadas, también se puede encontrar la telequinesia (mover objetos con la mente), cambios bruscos de temperatura y sonidos provenientes de la nada.
Si en la época antigua todo se le atribuye a espíritus demonios y cualquier otro tipo de influencia y material dejando a un lado la racionalidad empezando a ver una posible enfermedad física como un mal adquirido por algún tipo de maldición castigo y muchos de los casos que ahora la medicina tratar de una manera simple y sencilla eran trascendentales y desconocidos para muchos debido a la poca experiencia y en este tema el punto en que una simple gripa que ahora se controla con analgésicos y antibióticos debían de ser tratados por el anciano sacerdote o lider religioso del cual se perteneciera socialmente hablando. Si nos remitimos antes de Cristo en el inicio de la filosofía podemos ver conceptos aprioris de las explicaciones Poco racionales que se le daban a los diferentes fenómenos creados por la naturaleza como truenos Relámpagos lluvias fuego etc, todo atribuido adioses divinidades o espíritus pero nunca atribuidas a reacciones físicas químicas eléctricas  y o atómicas porque el conocimiento era vago en este tema tenía que pasar muchos siglos Para poder descubrir que un trueno se ocasionaba por la interacción de átomos partículas electrones neutrones y demás energías esparcidas por el universo.
Pero si aún en nuestros días sabemos todo esto Qué sucede con los hechos a los cuales ni la misma ciencia de la lógica humana le encuentran algún tipo de explicación no podríamos ser ajenos a que existe algo más allá De la misma lógica humana.
El peligro de los fraudes
Aun que en el cristianismo el poder de expulsar demonios que Jesús confirió a todos los creyentes conserva toda validez. Es un poder general basado en la fe y en la oración, y puede ser ejercido por individuos o comunidades sin ninguna autorización. Sin embargo, en este caso, se trata de plegarias de liberación, y no se deben llamar exorcismos.
En los países latinoamericanos es muy común ver la práctica de cualquier tipo de rituales Qué es la sumatoria de todas las culturas que han ido incursionando en nuestro  diario vivir. Las raíces ancestrales traídas desde nuestros antepasados esclavos africanos que veían en La invocación de sus deidades las respuestas a Muchas de sus diversas situaciones y la mezcla de las culturas indígenas aborígenes del nuevo mundo o América que al unirse ambas creencias más el adoctrinamiento religioso de los españoles con el cristianismo dio origen a una serie de creencias populares que se originaria en términos bien conocidos Como la santería vudú brujería hechicería chamanismo y demás rituales Dónde se busca la gracia del ser invocado para que auxilie a quién lo llama  es lo que muchos dicen sobre este tipo de invocaciones.
Pero se puede caer en el error ya que muchas personas usan la necesidad de las personas en su afán de conquista de poder económico afectivo o de salud esperando que pueda superarse todas sus dificultades por medio de una invocación llámese religiosa o no y pueden caer fácilmente por incautos con cualquier tipo de persona sin escrúpulos que solamente le interese ganarse unos cuantos pesos poniendo en riesgo la estabilidad emocional moral física psicológica de la persona provocando en ocasiones la muerte.
zapatero a su zapato
En la práctica cristiano católica de cualquiera de los ritos siguientes:
•          Católico apostólico y romana jurisdicción vaticana con la autoridad del papa.
•          Católico apostólico ortodoxo que pertenece a los patriarcados teniendo su historia desde el año 1053 despues de cristo  algunos en Comunión con Roma y otros  no por actuar  de forma independiente.
•          Los  coptos pertenecientes a la iglesia católica patriarcado en Siria en Comunión con el papa.
•          Iglesia anglicana pertenecientes al nacimiento de la Iglesia Católica inglesa en el año 1534 separados de la sede romana y algunos incardinados por el decreto papal coetibus anglicanorum.
•          La Iglesia Católica antigua o conocida como viejos católicos nacida en el año 1870 separados de la sede romana algunos en Comunión con el Vaticano y otros con buenas relaciones de la misma.
las prácticas del exorcismo y los rituales suelen ser casi parecidos algunos seguían por él ritual de exorcismo Romano pontifical en cualquiera de las versiones.
Y otros ritos usan sus propios libros sobre exorcismos lo que si no se puede hacer es determinar sin argumentos lo que es y no es una posible enfermedad o posesión ya que no podemos jugar ni a ser médico sin haber estudiado recetando cualquier clase de remedios brebajes o medicinas para la supuesta cura de los males ni tampoco se puede jugar a ser exorcista viendo espíritus y demonios en cada esquina donde pasemos porque puede llegar a confundirse completamente al que busca la ayuda Pero entonces Quiénes pueden realizar estas prácticas.
Esto depende de cada jurisdicción y de los permisos correspondientes dados por las diversas autoridades que decretan o certifican siempre y cuando haya una debida información  y formación del tema, no se puede actuar sin conocimiento de lo mismo porque se incurre en  desvirtuación y desobediencia.
           
Otros ritos
En las iglesias cristianas no católicas la práctica del exorcismo se limita a la concepción que tiene esta de lo mismo y de lo que el pastor pueda ofrecer en su conocimiento tanto empírico como teórico Y aunque muchas Iglesias practican a diario lo que se conoce como la liberación de demonios o espíritus hay muchas qué ver en esto un gancho muy fácil para traer adeptos a su iglesia cobrando exagerada sumas de dinero por su salvación la proliferación de Iglesias tanto cristianas como católicas no romanas sino una plena identidad dogma y doctrina idoneidad y honestidad hace que las que realmente sirven en Pos del Evangelio a la humanidad se vean opacadas por la poca ética y moral de muchos que se esconden tras un nombre institucional para sus fechorías de estafas por eso advierto que antes de buscar a un sacerdote de cualquier Iglesia llámese Católica Romana ortodoxa anglicana luterana Y eso católica copta episcopal o cualquier otra denominación con la práctica católica o en su defecto a un pastor de una iglesia cristiana no católica se le debe pedir obligatoriamente una identificación que lo certifique como miembro activo de la denominación o iglesia la cual dice pertenecer y que vaya con la llamada pertinente el superior inmediato curia Para no caer en el error y la estafa como incauto de la fe que espera un milagro Exprés.
En otras religiones la práctica del exorcismo también tiene su participación y mérito por la concepción de la lucha de contrarios entre el bien y el mal Dios y Némesis deidades y caídos cada uno en un grado muy asociado al destierro de las fuerzas maléfica todos tenemos un contrario Por quién luchar tentaciones y demás contrariedades de nuestra virtud.
                                               
Etnias
El uso de medios de protección contra las molestias de espíritus malignos, reales o supuestas, sigue naturalmente la fe en su existencia, y es, y será siempre, la característica de las religiones étnicas, salvajes o civilizadas. Sólo dos de las religiones de la antigüedad, la Egipcia y la Babilónica, caben en este renglón. Pero no será tarea fácil, aun en el caso de estas dos religiones, de aislar lo que toca estrictamente nuestro tema de toda la masa de pura magia en la cual está sumergido. Los Egipcios atribuían a los demonios ciertas enfermedades y varios tipos de males, y creían en la eficacia de los hechizos mágicos y encantamientos para espantar o echarlos. El muerto en especial necesitaba ser fortalecido por la magia para que pudiera hacer con seguridad su último viaje hacia el mundo del más allá .(ver Budge, Egyptian Magic, London, 1899). Sin embargo no hay mención de exorcismo en los documentos Egipcios.
Para los judios
No hay en el Antiguo Testamento caso en que demonios fueron expulsados por hombres. En el libro de Tobías, VIII, 3, es el ángel que " cogió el demonio y lo ató en el desierto del Egypto alto "; y la instrucción previa dada al joven Tobías (VI, 18,and 19) de quemar el corazón del pez en la alcoba matrimonial parece haber sido un plan del mismo ángel para esconder su verdadera identidad. Sin embargo, en la literatura judía fuera del cánon bíblico, excistían encantamientos para exorcizar demonios que se encuentran en el Talmud Talmud (Schabbath, XIV, 3; Aboda Zara, XII, 2; Sanhedrin, X, 1). Estos encantamientos, a veces, estaban escritos en la superficie interior de platos de madera de los cuales hay una colección (estimada ser de séptimo siglo A.D) conservada en el Museo Real de Berlín; las inscripciones de la colección han sido publicadas y traducidas por Wohlstein in the "Zeitschrift für Assyriologie" (Dic., 1893; Abril, 1894). Las principales características de esos exorcismos judíos eran la mención de nombres que se creía ser eficaz., por ejemplo los nombres de ángeles buenos que podían ser usados solos o en combinación con el nombre de Dios "ÉL". En efecto, la creencia en el mero uso de nombres ha caído desde mucho tiempo en la superstición entre los Judíos y se consideraba más importante que se usaran nombres appropiados, lo que ha variado con el tiempo y las ocasiones.
Conclusion
Para concluir quiero decir que sólo el Espíritu Santo es quién inspira a la práctica del Evangelio Y sólo él sabe que hay en nuestro corazón Así que la exhortación esa que actuemos coherentemente con lo que somos no importa si somos de sucesión apostólica Católica Romana ortodoxa anglicana luterana presbiteriana episcopaliana vetero catolica viejo católica maronita copta cristiano no católico o de otra religión Debemos de ser honesto con quién es venenoso otros un líder religioso ya que este mundo necesita hombres buenos para vencer a los contradictores de Dios ya me hice hombre o esencia maligna que trascienda más allá de nuestro propio conocimiento y racionalidad terminó diciendo con un principio básico de la filosofía helénica estoica de la escuela de los epicureos en este mundo hay una lucha de contrarios se existe la luz también la oscuridad si existe alto también vamos existe la enfermedad existe la salud sí existe el Bien también el mal y si existe Dios también la ausencia de Dios
PADRE CESAR AUGUSTO CALDERON CAICAICEDO en 7:36
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DATOS PERSONALES

PADRE CESAR AUGUSTO CALDERON CAICAICEDO
ESTA PAGINA ES ADMINISTRADAS POR LAICOS COMPROMETIDOS QUE AYUDAN AL PADRE CESAR AUGUSTO CALDERON CAICEDO SACERDOTE VIEJO CATOLICO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA  BARRIO EL RODEO JAMUNDI VALLE DEL CAUCA COMUNIDAD DE LOS SACERDOTES VIEJOS CATOLICOS   TEMAS: DE ORACION, AYUDA ESPIRITUAL,  CELIBATO, VOCACION SACERDOTEAL, ORACION SE SANACION LIBERACION Y EXORCISTA,
AQUÍ ENCONTRARAS TEMAS DE ORACIÓN TERAPIAS PSICOLÓGICAS DE FAMILIA SANACIÓN LIBERACIÓN INTERIOR MENTAL ESPIRITUAL EXORCISMO DEL ALMA DE LA CONCIENCIA DE CUALQUIER LADO DE COLOMBIA Y EL MUNDO SOLO PARA AYUDA SOMOS UNA COMUNIDAD DE FIELES CRISTIANOS Y CATÓLICOS EN CUALQUIER DENOMINACIÓN PARA AYUDARTE NO SE DISCRIMINA A NADIE YA QUE DE LA MISMA MANO DE DIOS JESUCRISTO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA LOS ÁNGELES Y CONSENTIMIENTO DEL PADRE CESAR AUGUSTO CALDERON CAICEDO SACERDOTE CATÓLICO ANTIGUO CONTAMOS CON EL LIBRE ACCESO A SU BLOG PARA PUBLICAR MENSAJES DE EL O NUESTROS PARA LA AYUDA DE USTEDES. QUE DIOS TE BENDIGA. ESTAS SON LAS CIUDADES DONDE NOS PUEDEN ESCRIBIR O LLAMAR barranquilla barbosa agua de dios comcel bogota, d.c. armenia alban movistar bucaramanga bello alcala tigo cali calarca anapoima avantel manizales caldas andalucia medellin cartagena anserma pereira chia ansermanuevo copacabana apulo cota arauca cucuta arbelaez dosquebradas argelia el carmen de viboral barrancabermeja el santuario bolivar envigado buenaventura floridablanca bugalagrande galapa caicedonia girardota cajica giron calima guarne candelaria ibague carmen de apicala itagui cartago jamundi caruru la calera coello la ceja duitama la estrella el aguila la union el cairo la virginia el cerrito leticia el colegio maicao el dovio malambo espinal marinilla facatativa mocoa flandes monteria florencia mosquera florida neiva funza palmar fusagasuga pasto ginebra piedecuesta girardot popayan guacari puerto colombia guamo quibdo icononzo retiro inirida riohacha ipiales rionegro la mesa sabaneta la victoria san andres madrid santa marta melgar soledad mitu tulua nariño tunja nilo villa del rosario obando villavicencio paipa yopal pasca yumbo prado providencia puerto carreño purificacion restrepo ricaurte riofrio roldanillo saldaña san antonio del tequendama san gil san jose del guaviare san pedro santo tomas sasaima sevilla silvania sincelejo soacha sogamoso suarez telefonia movil rural tenjo tibacuy tocaima tona toro trujillo ulloa uribia valledupar versalles vijes viota yarumal yotoco zarzal

Municipio de Cali
 Sacerdote exorcista en:
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QUERÍDA AMAZONAS EL PAPA FRANCISCO NO APRUEBA SACERDOTES CASADOS

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EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL

QUERIDA AMAZONIA

DEL SANTO PADRE
FRANCISCO

AL PUEBLO DE DIOS
Y A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD

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1. La querida Amazonia se muestra ante el mundo con todo su esplendor, su drama, su misterio. Dios nos regaló la gracia de tenerla especialmente presente en el Sínodo que tuvo lugar en Roma entre el 6 y el 27 de octubre, y que concluyó con un texto titulado Amazonia: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.

El sentido de esta Exhortación

2. Escuché las intervenciones durante el Sínodo y leí con interés las aportaciones de los círculos menores. Con esta Exhortación quiero expresar las resonancias que ha provocado en mí este camino de diálogo y discernimiento. No desarrollaré aquí todas las cuestiones abundantemente expuestas en el Documento conclusivo. No pretendo ni reemplazarlo ni repetirlo. Sólo deseo aportar un breve marco de reflexión que encarne en la realidad amazónica una síntesis de algunas grandes preocupaciones que ya expresé en mis documentos anteriores y que ayude y oriente a una armoniosa, creativa y fructífera recepción de todo el camino sinodal.

3. Al mismo tiempo quiero presentar oficialmente ese Documento, que nos ofrece las conclusiones del Sínodo, en el cual han colaborado tantas personas que conocen mejor que yo y que la Curia romana la problemática de la Amazonia, porque viven en ella, la sufren y la aman con pasión. He preferido no citar ese Documento en esta Exhortación, porque invito a leerlo íntegramente.

4. Dios quiera que toda la Iglesia se deje enriquecer e interpelar por ese trabajo, que los pastores, consagrados, consagradas y fieles laicos de la Amazonia se empeñen en su aplicación, y que pueda inspirar de algún modo a todas las personas de buena voluntad.

Sueños para la Amazonia

5. La Amazonia es una totalidad plurinacional interconectada, un gran bioma compartido por nueve países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, Venezuela y Guayana Francesa. No obstante, dirijo esta Exhortación a todo el mundo. Por un lado, lo hago para ayudar a despertar el afecto y la preocupación por esta tierra que es también “nuestra” e invitarles a admirarla y a reconocerla como un misterio sagrado; por otro lado, porque la atención de la Iglesia a las problemáticas de este lugar nos obliga a retomar brevemente algunas cuestiones que no deberíamos olvidar y que pueden inspirar a otras regiones de la tierra frente a sus propios desafíos.

6. Todo lo que la Iglesia ofrece debe encarnarse de modo original en cada lugar del mundo, de manera que la Esposa de Cristo adquiera multiformes rostros que manifiesten mejor la inagotable riqueza de la gracia. La predicación debe encarnarse, la espiritualidad debe encarnarse, las estructuras de la Iglesia deben encarnarse. Por ello me atrevo humildemente, en esta breve Exhortación, a expresar cuatro grandes sueños que la Amazonia me inspira.

7. Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.

Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.

Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas.

Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos.

CAPÍTULO PRIMERO

UN SUEÑO SOCIAL

8. Nuestro sueño es el de una Amazonia que integre y promueva a todos sus habitantes para que puedan consolidar un “buen vivir”. Pero hace falta un grito profético y una ardua tarea por los más pobres. Porque, si bien la Amazonia enfrenta un desastre ecológico, cabe destacar que «un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres»[1]. No nos sirve un conservacionismo «que se preocupa del bioma pero ignora a los pueblos amazónicos»[2].

Injusticia y crimen

9. Los intereses colonizadores que expandieron y expanden —legal e ilegalmente— la extracción de madera y la minería, y que han ido expulsando y acorralando a los pueblos indígenas, ribereños y afrodescendientes, provocan un clamor que grita al cielo:

«Son muchos los árboles
donde habitó la tortura
y bastos los bosques
comprados entre mil muertes»[3].

«Los madereros tienen parlamentarios
y nuestra Amazonia ni quién la defienda […]
Exilian a los loros y a los monos […]
Ya no será igual la cosecha de la castaña»[4].

10. Esto alentó los movimientos migratorios más recientes de los indígenas hacia las periferias de las ciudades. Allí no encuentran una real liberación de sus dramas sino las peores formas de esclavitud, de sometimiento y miseria. En estas ciudades, caracterizadas por una gran desigualdad, donde hoy habita la mayor parte de la población de la Amazonia, crecen también la xenofobia, la explotación sexual y el tráfico de personas. Por eso el grito de la Amazonia no brota solamente del corazón de las selvas, sino también desde el interior de sus ciudades.

11. No es necesario que yo repita aquí los diagnósticos tan amplios y completos que fueron presentados antes y durante el Sínodo. Recordemos al menos una de las voces escuchadas: «Estamos siendo afectados por los madereros, ganaderos y otros terceros. Amenazados por actores económicos que implementan un modelo ajeno en nuestros territorios. Las empresas madereras entran en el territorio para explotar el bosque, nosotros cuidamos el bosque para nuestros hijos, tenemos la carne, pesca, remedios vegetales, árboles frutales […]. La construcción de hidroeléctricas y el proyecto de hidrovías impacta sobre el río y sobre los territorios […]. Somos una región de territorios robados»[5].

12. Ya mi predecesor, Benedicto XVI, denunciaba «la devastación ambiental de la Amazonia y las amenazas a la dignidad humana de sus poblaciones»[6]. Quiero agregar que muchos dramas estuvieron relacionados con una falsa “mística amazónica”. Notoriamente desde las últimas décadas del siglo pasado, la Amazonia se presentó como un enorme vacío que debe ocuparse, como una riqueza en bruto que debe desarrollarse, como una inmensidad salvaje que debe ser domesticada. Todo esto con una mirada que no reconoce los derechos de los pueblos originarios o sencillamente los ignora como si no existieran o como si esas tierras que ellos habitan no les pertenecieran. Aun en los planes educativos de niños y jóvenes, los indígenas fueron vistos como intrusos o usurpadores. Sus vidas, sus inquietudes, su manera de luchar y de sobrevivir no interesaban, y se los consideraba más como un obstáculo del cual librarse que como seres humanos con la misma dignidad de cualquier otro y con derechos adquiridos.

13. Algunos eslóganes aportaron a esta confusión, entre otros aquel de “no entregar”[7], como si este avasallamiento pudiera venir sólo desde afuera de los países, cuando también poderes locales, con la excusa del desarrollo, participaron de alianzas con el objetivo de arrasar la selva —con las formas de vida que alberga— de manera impune y sin límites. Los pueblos originarios muchas veces han visto con impotencia la destrucción de ese entorno natural que les permitía alimentarse, curarse, sobrevivir y conservar un estilo de vida y una cultura que les daba identidad y sentido. La disparidad de poder es enorme, los débiles no tienen recursos para defenderse, mientras el ganador sigue llevándoselo todo, «los pueblos pobres permanecen siempre pobres, y los ricos se hacen cada vez más ricos»[8].

14. A los emprendimientos, nacionales o internacionales, que dañan la Amazonia y no respetan el derecho de los pueblos originarios al territorio y a su demarcación, a la autodeterminación y al consentimiento previo, hay que ponerles los nombres que les corresponde: injusticia y crimen. Cuando algunas empresas sedientas de rédito fácil se apropian de los territorios y llegan a privatizar hasta el agua potable, o cuando las autoridades dan vía libre a las madereras, a proyectos mineros o petroleros y a otras actividades que arrasan las selvas y contaminan el ambiente, se transforman indebidamente las relaciones económicas y se convierten en un instrumento que mata. Se suele acudir a recursos alejados de toda ética, como penalizar las protestas e incluso quitar la vida a los indígenas que se oponen a los proyectos, provocar intencionalmente incendios forestales, o sobornar a políticos y a los mismos indígenas. Esto viene acompañado de graves violaciones de los derechos humanos y de nuevas esclavitudes que afectan especialmente a las mujeres, de la peste del narcotráfico que pretende someter a los indígenas, o de la trata de personas que se aprovecha de quienes fueron expulsados de su contexto cultural. No podemos permitir que la globalización se convierta en «un nuevo tipo de colonialismo»[9].

Indignarse y pedir perdón

15. Es necesario indignarse[10], como se indignaba Moisés (cf. Ex 11,8), como se indignaba Jesús (cf. Mc 3,5), como Dios se indigna ante la injusticia (cf. Am 2,4-8; 5,7-12; Sal 106,40). No es sano que nos habituemos al mal, no nos hace bien permitir que nos anestesien la conciencia social mientras «una estela de dilapidación, e incluso de muerte, por toda nuestra región […] pone en peligro la vida de millones de personas y en especial el hábitat de los campesinos e indígenas»[11]. Las historias de injusticia y crueldad ocurridas en la Amazonia aun durante el siglo pasado deberían provocar un profundo rechazo, pero al mismo tiempo tendrían que volvernos más sensibles para reconocer formas también actuales de explotación humana, de atropello y de muerte. Con respecto al pasado vergonzoso, recojamos, por ejemplo, una narración sobre los padecimientos de los indígenas de la época del caucho en la Amazonia venezolana: «A los indígenas no les daban plata, sólo mercancía y cara, y nunca terminaban de pagarla, […] pagaban pero le decían al indígena: “Ud. está debiendo tanto” y tenía que volver el indígena a trabajar […]. Más de veinte pueblos ye’kuana fueron enteramente arrasados. Las mujeres ye’kuana fueron violadas y amputados sus pechos, las encintas desventradas. A los hombres se les cortaban los dedos de las manos o las muñecas a fin de que no pudieran navegar, […] junto con otras escenas del más absurdo sadismo»[12]-

16. Esta historia de dolor y de desprecios no se sana fácilmente. Y la colonización no se detiene, sino que en muchos lugares se transforma, se disfraza y se disimula[13], pero no pierde la prepotencia contra la vida de los pobres y la fragilidad del ambiente. Los Obispos de la Amazonia brasileña recordaron que «la historia de la Amazonia revela que siempre fue una minoría la que lucraba a costa de la pobreza de la mayoría y de la depredación sin escrúpulos de las riquezas naturales de la región, dádiva divina para los pueblos que aquí viven desde milenios y para los migrantes que llegaron a lo largo de los siglos pasados»[14].

17. Al mismo tiempo que dejamos brotar una sana indignación, recordamos que siempre es posible superar las diversas mentalidades de colonización para construir redes de solidaridad y desarrollo; «el desafío consiste en asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin dejar nadie al margen»[15]. Se pueden buscar alternativas de ganadería y agricultura sostenibles, de energías que no contaminen, de fuentes dignas de trabajo que no impliquen la destrucción del medioambiente y de las culturas. Al mismo tiempo, hace falta asegurar para los indígenas y los más pobres una educación adaptada que desarrolle sus capacidades y los empodere. Precisamente en estos objetivos se juegan la verdadera astucia y la genuina capacidad de los políticos. No será para devolver a los muertos la vida que se les negó, ni siquiera para compensar a los sobrevivientes de aquellas masacres, sino al menos para ser hoy realmente humanos.

18. Nos alienta recordar que, en medio de los graves excesos de la colonización de la Amazonia, llena de «contradicciones y desgarramientos»[16], muchos misioneros llegaron allí con el Evangelio, dejando sus países y aceptando una vida austera y desafiante cerca de los más desprotegidos. Sabemos que no todos fueron ejemplares, pero la tarea de los que se mantuvieron fieles al Evangelio también inspiró «una legislación como las Leyes de Indias que protegían la dignidad de los indígenas contra los atropellos de sus pueblos y territorios»[17]. Dado que frecuentemente eran los sacerdotes quienes protegían de salteadores y abusadores a los indígenas, los misioneros relatan: «Nos pedían con insistencia que no los abandonáramos y nos arrancaban la promesa de volver nuevamente»[18].

19. En el momento actual la Iglesia no puede estar menos comprometida, y está llamada a escuchar los clamores de los pueblos amazónicos «para poder ejercer con transparencia su rol profético»[19]. Al mismo tiempo, ya que no podemos negar que el trigo se mezcló con la cizaña y que no siempre los misioneros estuvieron del lado de los oprimidos, me avergüenzo y una vez más «pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América»[20] y por los atroces crímenes que siguieron a través de toda la historia de la Amazonia. A los miembros de los pueblos originarios, les doy gracias y les digo nuevamente que «ustedes con su vida son un grito a la conciencia […]. Ustedes son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar la Casa común»[21].

Sentido comunitario

20. La lucha social implica una capacidad de fraternidad, un espíritu de comunión humana. Entonces, sin disminuir la importancia de la libertad personal, se evidencia que los pueblos originarios de la Amazonia tienen un fuerte sentido comunitario. Ellos viven de ese modo «el trabajo, el descanso, las relaciones humanas, los ritos y las celebraciones. Todo se comparte, los espacios privados —típicos de la modernidad— son mínimos. La vida es un camino comunitario donde las tareas y las responsabilidades se dividen y se comparten en función del bien común. No hay lugar para la idea de individuo desligado de la comunidad o de su territorio».[22] Esas relaciones humanas están impregnadas por la naturaleza circundante, porque ellos la sienten y perciben como una realidad que integra su sociedad y su cultura, como una prolongación de su cuerpo personal, familiar y grupal:

«Aquel lucero se aproxima
aletean los colibríes
más que la cascada truena mi corazón
con esos tus labios regaré la tierra
que en nosotros juegue el viento»[23].

21. Esto multiplica el efecto desintegrador del desarraigo que viven los indígenas que se ven obligados a emigrar a la ciudad, intentando sobrevivir, incluso a veces indignamente, en medio de los hábitos urbanos más individualistas y de un ambiente hostil. ¿Cómo sanar tanto daño? ¿Cómo recomponer esas vidas desarraigadas? Frente a tal realidad, hay que valorar y acompañar todos los esfuerzos que hacen muchos de estos grupos para conservar sus valores y estilo de vida, e integrarse en los contextos nuevos sin perderlos, más bien, ofreciéndolos como una contribución propia al bien común.

22. Cristo redimió al ser humano entero y quiere recomponer en cada uno su capacidad de relación con los otros. El Evangelio propone la caridad divina que brota del Corazón de Cristo y que genera una búsqueda de justicia que es inseparablemente un canto de fraternidad y de solidaridad, un estímulo para la cultura del encuentro. La sabiduría de la manera de vivir de los pueblos originarios —aun con todos los límites que pueda tener— nos estimula a profundizar este anhelo. Por esa razón los Obispos del Ecuador reclamaron «un nuevo sistema social y cultural que privilegie las relaciones fraternas, en un marco de reconocimiento y valoración de las diversas culturas y de los ecosistemas, capaz de oponerse a toda forma de discriminación y dominación entre los seres humanos»[24].

Instituciones dañadas

23. En Laudato si’ recordábamos que «si todo está relacionado, también la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana […]. Dentro de cada uno de los niveles sociales y entre ellos, se desarrollan las instituciones que regulan las relaciones humanas. Todo lo que las dañe entraña efectos nocivos, como la pérdida de la libertad, la injusticia y la violencia. Varios países se rigen con un nivel institucional precario, a costa del sufrimiento de las poblaciones»[25].

24. ¿Cómo están las instituciones de la sociedad civil en la Amazonia? El Instrumentum laboris del Sínodo, que recoge muchas aportaciones de personas y grupos de la Amazonia, se refiere a «una cultura que envenena al Estado y sus instituciones, permeando todos los estamentos sociales, incluso las comunidades indígenas. Se trata de un verdadero flagelo moral; como resultado se pierde la confianza en las instituciones y en sus representantes, lo cual desprestigia totalmente la política y las organizaciones sociales. Los pueblos amazónicos no son ajenos a la corrupción, y se convierten en sus principales víctimas»[26].

25. No podemos excluir que miembros de la Iglesia hayan sido parte de las redes de corrupción, a veces hasta el punto de aceptar guardar silencio a cambio de ayudas económicas para las obras eclesiales. Precisamente por esto han llegado propuestas al Sínodo que invitan a «prestar una especial atención a la procedencia de donaciones u otra clase de beneficios, así como a las inversiones realizadas por las instituciones eclesiásticas o los cristianos»[27].

Diálogo social

26. La Amazonia debería ser también un lugar de diálogo social, especialmente entre los distintos pueblos originarios, para encontrar formas de comunión y de lucha conjunta. Los demás estamos llamados a participar como “invitados” y a buscar con sumo respeto caminos de encuentro que enriquezcan a la Amazonia. Pero si queremos dialogar, deberíamos hacerlo ante todo con los últimos. Ellos no son un interlocutor cualquiera a quien hay que convencer, ni siquiera son uno más sentado en una mesa de pares. Ellos son los principales interlocutores, de los cuales ante todo tenemos que aprender, a quienes tenemos que escuchar por un deber de justicia, y a quienes debemos pedir permiso para poder presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus temores deberían ser la voz más potente en cualquier mesa de diálogo sobre la Amazonia, y la gran pregunta es: ¿Cómo imaginan ellos mismos su buen vivir para ellos y sus descendientes?

27. El diálogo no solamente debe privilegiar la opción preferencial por la defensa de los pobres, marginados y excluidos, sino que los respeta como protagonistas. Se trata de reconocer al otro y de valorarlo “como otro”, con su sensibilidad, sus opciones más íntimas, su manera de vivir y trabajar. De otro modo, lo que resulte será, como siempre, «un proyecto de unos pocos para unos pocos»[28], cuando no «un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz»[29]. Si esto sucede «es necesaria una voz profética»[30] y los cristianos estamos llamados a hacerla oír.

De aquí nace el siguiente sueño.

CAPÍTULO SEGUNDO

UN SUEÑO CULTURAL

28. El asunto es promover la Amazonia, pero esto no implica colonizarla culturalmente sino ayudar a que ella misma saque lo mejor de sí. Ese es el sentido de la mejor tarea educativa: cultivar sin desarraigar, hacer crecer sin debilitar la identidad, promover sin invadir. Así como hay potencialidades en la naturaleza que podrían perderse para siempre, lo mismo puede ocurrir con culturas que tienen un mensaje todavía no escuchado y que hoy están amenazadas más que nunca.

El poliedro amazónico

29. En la Amazonia existen muchos pueblos y nacionalidades, y más de 110 pueblos indígenas en aislamiento voluntario (PIAV)[31]. Su situación es muy frágil y muchos sienten que son los últimos depositarios de un tesoro encaminado a desaparecer, como si sólo se les permitiera sobrevivir sin molestar, mientras la colonización posmoderna avanza. Hay que evitar entenderlos como salvajes “incivilizados”. Simplemente ellos gestaron culturas diferentes y otras formas de civilización que antiguamente llegaron a ser muy desarrolladas[32].

30. Antes de la colonización, la población se concentraba en los márgenes de los ríos y lagos, pero el avance colonizador expulsó a los antiguos habitantes hacia el interior de la selva. Hoy la creciente desertificación vuelve a expulsar a muchos que terminan habitando las periferias o las aceras de las ciudades a veces en una miseria extrema, pero también en una fragmentación interior a causa de la pérdida de los valores que los sostenían. Allí suelen faltarles los puntos de referencia y las raíces culturales que les daban una identidad y un sentido de dignidad, y engrosan el sector de los desechados. Así se corta la transmisión cultural de una sabiduría que fue traspasándose durante siglos de generación en generación. Las ciudades, que deberían ser lugares de encuentro, de enriquecimiento mutuo, de fecundación entre distintas culturas, se convierten en el escenario de un doloroso descarte.

31. Cada pueblo que logró sobrevivir en la Amazonia tiene su identidad cultural y una riqueza única en un universo pluricultural, debido a la estrecha relación que establecen los habitantes con su entorno, en una simbiosis —no determinista— difícil de entender con esquemas mentales externos:

«Una vez había un paisaje que salía con su río,
sus animales, sus nubes y sus árboles.
Pero a veces, cuando no se veía por ningún lado
el paisaje con su río y sus árboles,
a las cosas les tocaba salir en la mente de un muchacho»[33].

«Del río haz tu sangre […].
Luego plántate,
germina y crece
que tu raíz
se aferre a la tierra
por siempre jamás
y por último
sé canoa,
bote, balsa,
pate, tinaja,
tambo y hombre»[34].

32. Los grupos humanos, sus estilos de vida y sus cosmovisiones, son tan variados como el territorio, puesto que han debido adaptarse a la geografía y a sus posibilidades. No son lo mismo los pueblos pescadores que los pueblos cazadores y recolectores de tierra adentro o que los pueblos que cultivan las tierras inundables. Todavía encontramos en la Amazonia miles de comunidades indígenas, afrodescendientes, ribereños y habitantes de las ciudades que a su vez son muy diferentes entre sí y albergan una gran diversidad humana. A través de un territorio y de sus características Dios se manifiesta, refleja algo de su inagotable belleza. Por lo tanto, los distintos grupos, en una síntesis vital con su entorno, desarrollan un modo propio de sabiduría. Quienes observamos desde afuera deberíamos evitar generalizaciones injustas, discursos simplistas o conclusiones hechas sólo a partir de nuestras propias estructuras mentales y experiencias.

Cuidar las raíces

33. Quiero recordar ahora que «la visión consumista del ser humano, alentada por los engranajes de la actual economía globalizada, tiende a homogeneizar las culturas y a debilitar la inmensa variedad cultural, que es un tesoro de la humanidad»[35]. Esto afecta mucho a los jóvenes, cuando se tiende «a disolver las diferencias propias de su lugar de origen, a convertirlos en seres manipulables hechos en serie»[36]. Para evitar esta dinámica de empobrecimiento humano, hace falta amar y cuidar las raíces, porque ellas son «un punto de arraigo que nos permite desarrollarnos y responder a los nuevos desafíos»[37]. Invito a los jóvenes de la Amazonia, especialmente a los indígenas, a «hacerse cargo de las raíces, porque de las raíces viene la fuerza que los va a hacer crecer, florecer y fructificar»[38]. Para los bautizados entre ellos, estas raíces incluyen la historia del pueblo de Israel y de la Iglesia hasta el día de hoy. Conocerlas es una fuente de alegría y sobre todo de esperanza que inspira acciones valientes y valerosas.

34. Durante siglos, los pueblos amazónicos transmitieron su sabiduría cultural de modo oral, con mitos, leyendas, narraciones, como ocurría con «esos primitivos habladores que recorrían los bosques llevando historias de aldea en aldea, manteniendo viva a una comunidad a la que sin el cordón umbilical de esas historias, la distancia y la incomunicación hubieran fragmentado y disuelto»[39]. Por eso es importante «dejar que los ancianos hagan largas narraciones»[40] y que los jóvenes se detengan a beber de esa fuente.

35. Mientras el riesgo de que se pierda esta riqueza cultural es cada vez mayor, gracias a Dios en los últimos años algunos pueblos han comenzado a escribir para narrar sus historias y describir el sentido de sus costumbres. Así ellos mismos pueden reconocer de manera explícita que hay algo más que una identidad étnica y que son depositarios de preciosas memorias personales, familiares y colectivas. Me hace feliz ver que, quienes han perdido el contacto con sus raíces, intenten recuperar la memoria dañada. Por otra parte, también en los sectores profesionales fue desarrollándose un mayor sentido de identidad amazónica y aun para ellos, muchas veces descendientes de inmigrantes, la Amazonia se convirtió en fuente de inspiración artística, literaria, musical, cultural. Las diversas artes y destacadamente la poesía, se dejaron inspirar por el agua, la selva, la vida que bulle, así como por la diversidad cultural y por los desafíos ecológicos y sociales.

Encuentro intercultural

36. Como toda realidad cultural, las culturas de la Amazonia profunda tienen sus límites. Las culturas urbanas de occidente también los tienen. Factores como el consumismo, el individualismo, la discriminación, la desigualdad, y tantos otros, componen aspectos frágiles de las culturas supuestamente más evolucionadas. Las etnias que desarrollaron un tesoro cultural estando enlazadas con la naturaleza, con fuerte sentido comunitario, advierten con facilidad nuestras sombras, que nosotros no reconocemos en medio del pretendido progreso. Por consiguiente, recoger su experiencia de la vida nos hará bien.

37. Desde nuestras raíces nos sentamos a la mesa común, lugar de conversación y de esperanzas compartidas. De ese modo la diferencia, que puede ser una bandera o una frontera, se transforma en un puente. La identidad y el diálogo no son enemigos. La propia identidad cultural se arraiga y se enriquece en el diálogo con los diferentes y la auténtica preservación no es un aislamiento empobrecedor. De ahí que no sea mi intención proponer un indigenismo completamente cerrado, ahistórico, estático, que se niegue a toda forma de mestizaje. Una cultura puede volverse estéril cuando «se encierra en sí misma y trata de perpetuar formas de vida anticuadas, rechazando cualquier cambio y confrontación sobre la verdad del hombre»[41]. Esto podría parecer poco realista, ya que no es fácil protegerse de la invasión cultural. Por ello, este interés en cuidar los valores culturales de los grupos indígenas debería ser de todos, porque su riqueza es también nuestra. Si no crecemos en este sentido de corresponsabilidad ante la diversidad que hermosea nuestra humanidad, no cabe exigir a los grupos de selva adentro que se abran ingenuamente a la “civilización”.

38. En la Amazonia, aun entre los diversos pueblos originarios, es posible desarrollar «relaciones interculturales donde la diversidad no significa amenaza, no justifica jerarquías de poder de unos sobre otros, sino diálogo desde visiones culturales diferentes, de celebración, de interrelación y de reavivamiento de la esperanza»[42].

Culturas amenazadas, pueblos en riesgo

39. La economía globalizada daña sin pudor la riqueza humana, social y cultural. La desintegración de las familias, que se da a partir de migraciones forzadas, afecta la transmisión de valores, porque «la familia es y ha sido siempre la institución social que más ha contribuido a mantener vivas nuestras culturas»[43]. Además, «frente a una invasión colonizadora de medios de comunicación masiva», es necesario promover para los pueblos originarios «comunicaciones alternativas desde sus propias lenguas y culturas» y que «los propios sujetos indígenas se hagan presentes en los medios de comunicación ya existentes»[44].

40. En cualquier proyecto para la Amazonia «hace falta incorporar la perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de un grupo social […] requiere del continuado protagonismo de los actores sociales locales desde su propia cultura. Ni siquiera la noción de calidad de vida puede imponerse, sino que debe entenderse dentro del mundo de símbolos y hábitos propios de cada grupo humano»[45]. Pero si las culturas ancestrales de los pueblos originarios nacieron y se desarrollaron en íntimo contacto con el entorno natural, difícilmente puedan quedar indemnes cuando ese ambiente se daña.

Esto abre paso al siguiente sueño.

CAPÍTULO TERCERO

UN SUEÑO ECOLÓGICO

41. En una realidad cultural como la Amazonia, donde existe una relación tan estrecha del ser humano con la naturaleza, la existencia cotidiana es siempre cósmica. Liberar a los demás de sus esclavitudes implica ciertamente cuidar su ambiente y defenderlo[46], pero todavía más ayudar al corazón del hombre a abrirse confiadamente a aquel Dios que, no sólo ha creado todo lo que existe, sino que también se nos ha dado a sí mismo en Jesucristo. El Señor, que primero cuida de nosotros, nos enseña a cuidar de nuestros hermanos y hermanas, y del ambiente que cada día Él nos regala. Esta es la primera ecología que necesitamos. En la Amazonia se comprenden mejor las palabras de Benedicto XVI cuando decía que «además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que podemos llamar “humana”, y que a su vez requiere una “ecología social”. Esto comporta que la humanidad […] debe tener siempre presente la interrelación ente la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana»[47] .Esa insistencia en que «todo está conectado»[48] vale especialmente para un territorio como la Amazonia.

42. Si el cuidado de las personas y el cuidado de los ecosistemas son inseparables, esto se vuelve particularmente significativo allí donde «la selva no es un recurso para explotar, es un ser, o varios seres con quienes relacionarse»[49]. La sabiduría de los pueblos originarios de la Amazonia «inspira el cuidado y el respeto por la creación, con conciencia clara de sus límites, prohibiendo su abuso. Abusar de la naturaleza es abusar de los ancestros, de los hermanos y hermanas, de la creación, y del Creador, hipotecando el futuro»[50]. Los indígenas, «cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan»[51], siempre que no se dejen atrapar por los cantos de sirena y por las ofertas interesadas de grupos de poder. Los daños a la naturaleza los afectan de un modo muy directo y constatable, porque —dicen—: «Somos agua, aire, tierra y vida del medio ambiente creado por Dios. Por lo tanto, pedimos que cesen los maltratos y el exterminio de la Madre tierra. La tierra tiene sangre y se está desangrando, las multinacionales le han cortado las venas a nuestra Madre tierra»[52].

Este sueño hecho de agua

43. En la Amazonia el agua es la reina, los ríos y arroyos son como venas, y toda forma de vida está determinada por ella:

«Allí, en la plenitud de los estíos ardientes, cuando se diluyen, muertas en los aires inmóviles, las últimas ráfagas del este, el termómetro está substituido por el higrómetro en la definición del clima. Las existencias derivan de una alternativa dolorosa de bajantes y crecientes de los grandes ríos. Estos se elevan siempre de una manera asombrosa. El Amazonas, repleto, sale de su lecho, levanta en pocos días el nivel de sus aguas […]. La creciente es una parada en la vida. Preso entre las mallas de los igarapíes, el hombre aguarda entonces, con raro estoicismo ante la fatalidad irrefrenable, el término de aquel invierno paradójico, de temperaturas elevadas. La bajante es el verano. Es la resurrección de la actividad rudimentaria de los que por allí se agitan, de la única forma de vida compatible con la naturaleza que se extrema en manifestaciones dispares, tornando imposible la continuación de cualquier esfuerzo»[53].

44. El agua deslumbra en el gran Amazonas, que recoge y vivifica todo a su alrededor:

«Amazonas
capital de las sílabas del agua,
padre patriarca, eres
la eternidad secreta
de las fecundaciones,
te caen ríos como aves…»[54].

45. Es además la columna vertebral que armoniza y une: «El río no nos separa, nos une, nos ayuda a convivir entre diferentes culturas y lenguas»[55]. Si bien es verdad que en este territorio hay muchas “Amazonias”, su eje principal es el gran río, hijo de muchos ríos:

«De la altura extrema de la cordillera, donde las nieves son eternas, el agua se desprende y traza un esbozo trémulo en la piel antigua de la piedra: el Amazonas acaba de nacer. Nace a cada instante. Desciende lenta, sinuosa luz, para crecer en la tierra. Espantando verdes, inventa su camino y se acrecienta. Aguas subterráneas afloran para abrazarse con el agua que desciende de Los Andes. De la barriga de las nubes blanquísimas, tocadas por el viento, cae el agua celeste. Reunidas avanzan, multiplicadas en infinitos caminos, bañando la inmensa planicie […]. Es la Gran Amazonia, toda en el trópico húmedo, con su selva compacta y atolondrante, donde todavía palpita, intocada y en vastos lugares jamás sorprendida por el hombre, la vida que se fue urdiendo en las intimidades del agua [...]. Desde que el hombre la habita, se yergue de las profundidades de sus aguas, y se escurre de los altos centros de su selva un terrible temor: de que esa vida esté, despacito, tomando el rumbo del fin»[56].

46. Los poetas populares, que se enamoraron de su inmensa belleza, han tratado de expresar lo que este río les hace sentir y la vida que él regala a su paso, en una danza de delfines, anacondas, árboles y canoas. Pero también lamentan los peligros que lo amenazan. Estos poetas, contemplativos y proféticos, nos ayudan a liberarnos del paradigma tecnocrático y consumista que destroza la naturaleza y que nos deja sin una existencia realmente digna:

«El mundo sufre de la transformación de los pies en caucho, de las piernas en cuero, del cuerpo en paño y de la cabeza en acero […]. El mundo sufre la transformación de la pala en fusil, del arado en tanque de guerra, de la imagen del sembrador que siembra en la del autómata con su lanzallamas, de cuya sementera brotan desiertos. Sólo la poesía, con la humildad de su voz, podrá salvar a este mundo»[57].

El grito de la Amazonia

47. La poesía ayuda a expresar una dolorosa sensación que hoy muchos compartimos. La verdad insoslayable es que, en las actuales condiciones, con este modo de tratar a la Amazonia, tanta vida y tanta hermosura están “tomando el rumbo del fin”, aunque muchos quieran seguir creyendo que no pasa nada:

«Los que creyeron que el río era un lazo para jugar se equivocaron.
El río es una vena delgadita en la cara de la tierra. […]
El río es una cuerda de donde se agarran los animales y los árboles.
Si lo jalan muy duro, el río podría reventarse.
Podría reventarse y lavarnos la cara con el agua y con la sangre»[58].

48. El equilibrio planetario depende también de la salud de la Amazonia. Junto con el bioma del Congo y del Borneo, deslumbra por la diversidad de sus bosques, de los cuales también dependen los ciclos de las lluvias, el equilibrio del clima y una gran variedad de seres vivos. Funciona como un gran filtro del dióxido de carbono, que ayuda a evitar el calentamiento de la tierra. En gran parte, su suelo es pobre en humus, por lo cual la selva «crece realmente sobre el suelo y no del suelo»[59]. Cuando se elimina la selva, esta no es reemplazada, porque queda un terreno con pocos nutrientes que se convierte en territorio desértico o pobre en vegetación. Esto es grave, porque en las entrañas de la selva amazónica subsisten innumerables recursos que podrían ser indispensables para la curación de enfermedades. Sus peces, frutas y otros dones desbordantes enriquecen la alimentación humana. Además, en un ecosistema como el amazónico, la importancia de cada parte en el cuidado del todo se vuelve ineludible. Las tierras bajas y la vegetación marina también necesitan ser fertilizadas por lo que arrastra el Amazonas. El grito de la Amazonia alcanza a todos porque la «conquista y explotación de los recursos […] amenaza hoy la misma capacidad de acogida del medioambiente: el ambiente como “recurso” pone en peligro el ambiente como “casa”»[60]. El interés de unas pocas empresas poderosas no debería estar por encima del bien de la Amazonia y de la humanidad entera.

49. No es suficiente prestar atención al cuidado de las especies más visibles en riesgo de extinción. Es crucial tener en cuenta que en «el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos. Algunas especies poco numerosas, que suelen pasar desapercibidas, juegan un rol crítico fundamental para estabilizar el equilibrio de un lugar»[61]. Esto fácilmente es ignorado en la evaluación del impacto ambiental de los proyectos económicos de industrias extractivas, energéticas, madereras y otras que destruyen y contaminan. Por otra parte, el agua, que abunda en la Amazonia, es un bien esencial para la sobrevivencia humana, pero las fuentes de contaminación son cada vez mayores[62].

50. Es verdad que, además de los intereses económicos de empresarios y políticos locales, están también «los enormes intereses económicos internacionales»[63]. La solución no está, entonces, en una “internacionalización” de la Amazonia[64], pero se vuelve más grave la responsabilidad de los gobiernos nacionales. Por esta misma razón «es loable la tarea de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las poblaciones y cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de presión, para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios locales o internacionales»[65].

51. Para cuidar la Amazonia es bueno articular los saberes ancestrales con los conocimientos técnicos contemporáneos, pero siempre procurando un manejo sustentable del territorio que al mismo tiempo preserve el estilo de vida y los sistemas de valores de los pobladores[66]. A ellos, de manera especial a los pueblos originarios, corresponde recibir —además de la formación básica— la información completa y transparente de los proyectos, de su alcance, de sus efectos y riesgos, para poder relacionar esta información con sus intereses y con su propio conocimiento del lugar, y así poder dar o no su consentimiento, o bien proponer alternativas[67].

52. Los más poderosos no se conforman nunca con las ganancias que obtienen, y los recursos del poder económico se agigantan con el desarrollo científico y tecnológico. Por ello todos deberíamos insistir en la urgencia de «crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia»[68]. Si el llamado de Dios necesita de una escucha atenta del clamor de los pobres y de la tierra al mismo tiempo[69], para nosotros «el grito de la Amazonia al Creador, es semejante al grito del Pueblo de Dios en Egipto (cf. Ex 3,7). Es un grito de esclavitud y abandono, que clama por la libertad»[70].

La profecía de la contemplación

53. Muchas veces dejamos cauterizar la conciencia, porque «la distracción constante nos quita la valentía de advertir la realidad de un mundo limitado y finito»[71]. Si se mira la superficie quizás parece «que las cosas no fueran tan graves y que el planeta podría persistir por mucho tiempo en las actuales condiciones. Este comportamiento evasivo nos sirve para seguir con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo. Es el modo como el ser humano se las arregla para alimentar todos los vicios autodestructivos: intentando no verlos, luchando para no reconocerlos, postergando las decisiones importantes, actuando como si nada ocurriera»[72].

54. Más allá de todo esto, quiero recordar que cada una de las distintas especies tiene un valor en sí misma, pero «cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho»[73].

55. Aprendiendo de los pueblos originarios podemos contemplar la Amazonia y no sólo analizarla, para reconocer ese misterio precioso que nos supera. Podemos amarla y no sólo utilizarla, para que el amor despierte un interés hondo y sincero. Es más, podemos sentirnos íntimamente unidos a ella y no sólo defenderla, y entonces la Amazonia se volverá nuestra como una madre. Porque «el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres»[74].

56. Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros y que a veces dejamos atrofiar. Recordemos que «cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso»[75]. En cambio, si entramos en comunión con la selva, fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración: «Recostados a la sombra de un viejo eucalipto nuestra plegaria de luz se sumerge en el canto del follaje eterno»[76]. Esta conversión interior es lo que podrá permitirnos llorar por la Amazonia y gritar con ella ante el Señor.

57. Jesús decía: «¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Pues bien, ninguno de ellos está olvidado ante Dios» (Lc 12,6). El Padre Dios, que creó cada ser del universo con infinito amor, nos convoca a ser sus instrumentos en orden a escuchar el grito de la Amazonia. Si nosotros acudimos ante ese clamor desgarrador, podrá manifestarse que las creaturas de la Amazonia no han sido olvidadas por el Padre del cielo. Para los cristianos, el mismo Jesús nos reclama desde ellas, «porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que Él contempló admirado con sus ojos humanos, ahora están llenas de su presencia luminosa»[77]. Por estas razones, los creyentes encontramos en la Amazonia un lugar teológico, un espacio donde Dios mismo se muestra y convoca a sus hijos.

Educación y hábitos ecológicos

58. Así podemos dar un paso más y recordar que una ecología integral no se conforma con ajustar cuestiones técnicas o con decisiones políticas, jurídicas y sociales. La gran ecología siempre incorpora un aspecto educativo que provoca el desarrollo de nuevos hábitos en las personas y en los grupos humanos. Lamentablemente muchos habitantes de la Amazonia han adquirido costumbres propias de las grandes ciudades, donde el consumismo y la cultura del descarte ya están muy arraigados. No habrá una ecología sana y sustentable, capaz de transformar algo, si no cambian las personas, si no se las estimula a optar por otro estilo de vida, menos voraz, más sereno, más respetuoso, menos ansioso, más fraterno.

59. Porque «mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir. En este contexto, no parece posible que alguien acepte que la realidad le marque límites. […] No pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca»[78].

60. La Iglesia, con su larga experiencia espiritual, con su renovada consciencia sobre el valor de la creación, con su preocupación por la justicia, con su opción por los últimos, con su tradición educativa y con su historia de encarnación en culturas tan diversas de todo el mundo, también quiere aportar al cuidado y al crecimiento de la Amazonia.

Esto da lugar al siguiente sueño, que quiero compartir más directamente con los pastores y fieles católicos.

CAPÍTULO CUARTO

UN SUEÑO ECLESIAL

61. La Iglesia está llamada a caminar con los pueblos de la Amazonia. En América Latina este caminar tuvo expresiones privilegiadas como la Conferencia de Obispos en Medellín (1968) y su aplicación a la Amazonia en Santarem (1972)[79]; y luego en Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). El camino continúa, y la tarea misionera, si quiere desarrollar una Iglesia con rostro amazónico, necesita crecer en una cultura del encuentro hacia una «pluriforme armonía»[80]. Pero para que sea posible esta encarnación de la Iglesia y del Evangelio debe resonar, una y otra vez, el gran anuncio misionero.

El anuncio indispensable en la Amazonia

62. Frente a tantas necesidades y angustias que claman desde el corazón de la Amazonia, podemos responder a partir de organizaciones sociales, recursos técnicos, espacios de debate, programas políticos, y todo eso puede ser parte de la solución. Pero los cristianos no renunciamos a la propuesta de fe que recibimos del Evangelio. Si bien queremos luchar con todos, codo a codo, no nos avergonzamos de Jesucristo. Para quienes se han encontrado con Él, viven en su amistad y se identifican con su mensaje, es inevitable hablar de Él y acercar a los demás su propuesta de vida nueva: «¡Ay de mí si no evangelizo!» (1 Co 9,16).

63. La auténtica opción por los más pobres y olvidados, al mismo tiempo que nos mueve a liberarlos de la miseria material y a defender sus derechos, implica proponerles la amistad con el Señor que los promueve y dignifica. Sería triste que reciban de nosotros un código de doctrinas o un imperativo moral, pero no el gran anuncio salvífico, ese grito misionero que apunta al corazón y da sentido a todo lo demás. Tampoco podemos conformarnos con un mensaje social. Si damos la vida por ellos, por la justicia y la dignidad que ellos merecen, no podemos ocultarles que lo hacemos porque reconocemos a Cristo en ellos y porque descubrimos la inmensa dignidad que les otorga el Padre Dios que los ama infinitamente.

64. Ellos tienen derecho al anuncio del Evangelio, sobre todo a ese primer anuncio que se llama kerygma y que «es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra»[81]. Es el anuncio de un Dios que ama infinitamente a cada ser humano, que ha manifestado plenamente ese amor en Cristo crucificado por nosotros y resucitado en nuestras vidas. Propongo releer un breve resumen sobre este contenido en el capítulo IV de la Exhortación Christus vivit. Este anuncio debe resonar constantemente en la Amazonia, expresado de muchas modalidades diferentes. Sin este anuncio apasionado, cada estructura eclesial se convertirá en una ONG más, y así no responderemos al pedido de Jesucristo: «Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15).

65. Cualquier propuesta de maduración en la vida cristiana necesita tener como eje permanente este anuncio, porque «toda formación cristiana es ante todo la profundización del kerygma que se va haciendo carne cada vez más y mejor»[82]. La reacción fundamental ante ese anuncio, cuando logra provocar un encuentro personal con el Señor, es la caridad fraterna, ese «mandamiento nuevo que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos»[83]. Así, el kerygma y el amor fraterno conforman la gran síntesis de todo el contenido del Evangelio que no puede dejar de ser propuesta en la Amazonia. Es lo que vivieron grandes evangelizadores de América Latina como santo Toribio de Mogrovejo o san José de Anchieta.

La inculturación

66. La Iglesia, al mismo tiempo que anuncia una y otra vez el kerygma, necesita crecer en la Amazonia. Para ello siempre reconfigura su propia identidad en escucha y diálogo con las personas, realidades e historias de su territorio. De esa forma podrá desarrollarse cada vez más un necesario proceso de inculturación, que no desprecia nada de lo bueno que ya existe en las culturas amazónicas, sino que lo recoge y lo lleva a la plenitud a la luz del Evangelio[84]. Tampoco desprecia la riqueza de sabiduría cristiana transmitida durante siglos, como si se pretendiera ignorar la historia donde Dios ha obrado de múltiples maneras, porque la Iglesia tiene un rostro pluriforme «no sólo desde una perspectiva espacial [...] sino también desde su realidad temporal»[85]. Se trata de la auténtica Tradición de la Iglesia, que no es un depósito estático ni una pieza de museo, sino la raíz de un árbol que crece[86]. Es la Tradición milenaria que testimonia la acción divina en su Pueblo y «tiene la misión de mantener vivo el fuego más que conservar sus cenizas»[87].

67. San Juan Pablo II enseñaba que, al presentar su propuesta evangélica, «la Iglesia no pretende negar la autonomía de la cultura. Al contrario, tiene hacia ella el mayor respeto», porque la cultura «no es solamente sujeto de redención y elevación, sino que puede también jugar un rol de mediación y de colaboración»[88]. Dirigiéndose a los indígenas del Continente americano recordó que «una fe que no se haga cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida»[89]. Los desafíos de las culturas invitan a la Iglesia a «una actitud de vigilante sentido crítico, pero también de atención confiada»[90].

68. Cabe retomar aquí lo que ya expresé en la Exhortación Evangelii gaudium acerca de la inculturación, que tiene como base la convicción de que «la gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe».[91] Percibamos que esto implica un doble movimiento. Por una parte, una dinámica de fecundación que permite expresar el Evangelio en un lugar, ya que «cuando una comunidad acoge el anuncio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda su cultura con la fuerza transformadora del Evangelio».[92] Por otra parte, la misma Iglesia vive un camino receptivo, que la enriquece con lo que el Espíritu ya había sembrado misteriosamente en esa cultura. De ese modo, «el Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y regalándole un nuevo rostro»[93]. Se trata, en definitiva, de permitir y de alentar que el anuncio del Evangelio inagotable, comunicado «con categorías propias de la cultura donde es anunciado, provoque una nueva síntesis con esa cultura»[94]-

69. Por esto, «como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural»[95] y «no haría justicia a la lógica de la encarnación pensar en un cristianismo monocultural y monocorde»[96]. Sin embargo, el riesgo de los evangelizadores que llegan a un lugar es creer que no sólo deben comunicar el Evangelio sino también la cultura en la cual ellos han crecido, olvidando que no se trata de «imponer una determinada forma cultural, por más bella y antigua que sea»[97]. Hace falta aceptar con valentía la novedad del Espíritu capaz de crear siempre algo nuevo con el tesoro inagotable de Jesucristo, porque «la inculturación coloca a la Iglesia en un camino difícil, pero necesario»[98]. Es verdad que «aunque estos procesos son siempre lentos, a veces el miedo nos paraliza demasiado» y terminamos como «espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia»[99]. No temamos, no le cortemos las alas al Espíritu Santo.

Caminos de inculturación en la Amazonia

70. Para lograr una renovada inculturación del Evangelio en la Amazonia, la Iglesia necesita escuchar su sabiduría ancestral, volver a dar voz a los mayores, reconocer los valores presentes en el estilo de vida de las comunidades originarias, recuperar a tiempo las ricas narraciones de los pueblos. En la Amazonia ya hemos recibido riquezas que vienen de las culturas precolombinas, «como la apertura a la acción de Dios, el sentido de la gratitud por los frutos de la tierra, el carácter sagrado de la vida humana y la valoración de la familia, el sentido de solidaridad y la corresponsabilidad en el trabajo común, la importancia de lo cultual, la creencia en una vida más allá de la terrenal, y tantos otros valores»[100].

71. En este contexto, los pueblos indígenas amazónicos expresan la auténtica calidad de vida como un “buen vivir” que implica una armonía personal, familiar, comunitaria y cósmica, y que se expresa en su modo comunitario de pensar la existencia, en la capacidad de encontrar gozo y plenitud en medio de una vida austera y sencilla, así como en el cuidado responsable de la naturaleza que preserva los recursos para las siguientes generaciones. Los pueblos aborígenes podrían ayudarnos a percibir lo que es una feliz sobriedad y en este sentido «tienen mucho que enseñarnos»[101]. Ellos saben ser felices con poco, disfrutan los pequeños dones de Dios sin acumular tantas cosas, no destruyen sin necesidad, cuidan los ecosistemas y reconocen que la tierra, al mismo tiempo que se ofrece para sostener su vida, como una fuente generosa, tiene un sentido materno que despierta respetuosa ternura. Todo eso debe ser valorado y recogido en la evangelización[102].

72. Mientras luchamos por ellos y con ellos, estamos llamados «a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos»[103]. Los habitantes de las ciudades necesitan valorar esta sabiduría y dejarse “reeducar” frente al consumismo ansioso y al aislamiento urbano. La Iglesia misma puede ser un vehículo que ayude a esta recuperación cultural en una preciosa síntesis con el anuncio del Evangelio. Además, ella se convierte en instrumento de caridad en la medida en que las comunidades urbanas no sólo sean misioneras en su entorno, sino también acogedoras ante los pobres que llegan del interior acuciados por la miseria. Lo es igualmente en la medida en que las comunidades estén cerca de los jóvenes migrantes para ayudarles a integrarse en la ciudad sin caer en sus redes de degradación. Estas acciones eclesiales, que brotan del amor, son valiosos caminos dentro de un proceso de inculturación.

73. Pero la inculturación eleva y plenifica. Ciertamente hay que valorar esa mística indígena de la interconexión e interdependencia de todo lo creado, mística de gratuidad que ama la vida como don, mística de admiración sagrada ante la naturaleza que nos desborda con tanta vida. No obstante, también se trata de lograr que esta relación con Dios presente en el cosmos se convierta, cada vez más, en la relación personal con un Tú que sostiene la propia realidad y quiere darle un sentido, un Tú que nos conoce y nos ama:

«Flotan sombras de mí, maderas muertas.
Pero la estrella nace sin reproche
sobre las manos de este niño, expertas,
que conquistan las aguas y la noche.
Me ha de bastar saber que Tú me sabes
entero, desde antes de mis días»[104].

74. De igual modo, la relación con Jesucristo, Dios y hombre verdadero, liberador y redentor, no es enemiga de esta cosmovisión marcadamente cósmica que los caracteriza, porque Él también es el Resucitado que penetra todas las cosas[105]. Para la experiencia cristiana, «todas las criaturas del universo material encuentran su verdadero sentido en el Verbo encarnado, porque el Hijo de Dios ha incorporado en su persona parte del universo material, donde ha introducido un germen de transformación definitiva»[106]. Él está gloriosa y misteriosamente presente en el río, en los árboles, en los peces, en el viento, como el Señor que reina en la creación sin perder sus heridas transfiguradas, y en la Eucaristía asume los elementos del mundo dando a cada uno el sentido del don pascual.

Inculturación social y espiritual

75. Esta inculturación, dada la situación de pobreza y abandono de tantos habitantes de la Amazonia, necesariamente tendrá que tener un perfume marcadamente social y caracterizarse por una firme defensa de los derechos humanos, haciendo brillar ese rostro de Cristo que «ha querido identificarse con ternura especial con los más débiles y pobres»[107]. Porque «desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana»[108], y esto implica para las comunidades cristianas un claro compromiso con el Reino de justicia en la promoción de los descartados. Para ello es sumamente importante una adecuada formación de los agentes pastorales en la Doctrina Social de la Iglesia.

76. Al mismo tiempo, la inculturación del Evangelio en la Amazonia debe integrar mejor lo social con lo espiritual, de manera que los más pobres no necesiten ir a buscar fuera de la Iglesia una espiritualidad que responda a los anhelos de su dimensión trascendente. Por lo tanto, no se trata de una religiosidad alienante e individualista que acalle los reclamos sociales por una vida más digna, pero tampoco se trata de mutilar la dimensión trascendente y espiritual como si al ser humano le bastara el desarrollo material. Esto nos convoca no sólo a combinar las dos cosas, sino a conectarlas íntimamente. Así brillará la verdadera hermosura del Evangelio, que es plenamente humanizadora, que dignifica íntegramente a las personas y a los pueblos, que colma el corazón y la vida entera.

Puntos de partida para una santidad amazónica

77. Así podrán nacer testimonios de santidad con rostro amazónico, que no sean copias de modelos de otros lugares, santidad hecha de encuentro y de entrega, de contemplación y de servicio, de soledad receptiva y de vida común, de alegre sobriedad y de lucha por la justicia. A esta santidad la alcanza «cada uno por su camino»[109], y eso vale también para los pueblos, donde la gracia se encarna y brilla con rasgos distintivos. Imaginemos una santidad con rasgos amazónicos, llamada a interpelar a la Iglesia universal.

78. Un proceso de inculturación, que implica caminos no sólo individuales sino también populares, exige amor al pueblo cargado de respeto y comprensión. En buena parte de la Amazonia este proceso ya se ha iniciado. Hace más de cuarenta años los Obispos de la Amazonia del Perú destacaban que en muchos de los grupos presentes en esa región «el sujeto de evangelización, modelado por una cultura propia múltiple y cambiante, está inicialmente evangelizado» ya que posee «ciertos rasgos de catolicismo popular que, aunque primitivamente quizás fueron promovidos por agentes pastorales, actualmente son algo que el pueblo ha hecho suyo y hasta les ha cambiado los significados y los transmite de generación en generación»[110]. No nos apresuremos en calificar de superstición o de paganismo algunas expresiones religiosas que surgen espontáneamente de la vida de los pueblos. Más bien hay que saber reconocer el trigo que crece entre la cizaña, porque «en la piedad popular puede percibirse el modo en que la fe recibida se encarnó en una cultura y se sigue transmitiendo»[111].

79. Es posible recoger de alguna manera un símbolo indígena sin calificarlo necesariamente de idolatría. Un mito cargado de sentido espiritual puede ser aprovechado, y no siempre considerado un error pagano. Algunas fiestas religiosas contienen un significado sagrado y son espacios de reencuentro y de fraternidad, aunque se requiera un lento proceso de purificación o de maduración. Un misionero de alma trata de descubrir qué inquietudes legítimas buscan un cauce en manifestaciones religiosas a veces imperfectas, parciales o equivocadas, e intenta responder desde una espiritualidad inculturada.

80. Será sin duda una espiritualidad centrada en el único Dios y Señor, pero al mismo tiempo capaz de entrar en contacto con las necesidades cotidianas de las personas que procuran una vida digna, que quieren disfrutar de las cosas bellas de la existencia, encontrar la paz y la armonía, resolver las crisis familiares, curar sus enfermedades, ver a sus hijos crecer felices. El peor peligro sería alejarlos del encuentro con Cristo por presentarlo como un enemigo del gozo, o como alguien indiferente ante las búsquedas y las angustias humanas[112]. Hoy es indispensable mostrar que la santidad no deja a las personas sin «fuerzas, vida o alegría»[113].

La inculturación de la liturgia

81. La inculturación de la espiritualidad cristiana en las culturas de los pueblos originarios tiene en los sacramentos un camino de especial valor, porque en ellos se une lo divino y lo cósmico, la gracia y la creación. En la Amazonia no deberían entenderse como una separación con respecto a lo creado. Ellos «son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios y se convierte en mediación de la vida sobrenatural»[114]. Son una plenificación de lo creado, donde la naturaleza es elevada para que sea lugar e instrumento de la gracia, para «abrazar el mundo en un nivel distinto»[115].

82. En la Eucaristía, Dios «en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. […] [Ella] une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado»[116]. Por esa razón puede ser «motivación para nuestras preocupaciones por el ambiente, y nos orienta a ser custodios de todo lo creado»[117]. Así «no escapamos del mundo ni negamos la naturaleza cuando queremos encontrarnos con Dios»[118]. Esto nos permite recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos. Ya el Concilio Vaticano II había pedido este esfuerzo de inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas[119], pero han pasado más de cincuenta años y hemos avanzado poco en esta línea[120].

83. Al domingo, «la espiritualidad cristiana incorpora el valor del descanso y de la fiesta. El ser humano tiende a reducir el descanso contemplativo al ámbito de lo infecundo o innecesario, olvidando que así se quita a la obra que se realiza lo más importante: su sentido. Estamos llamados a incluir en nuestro obrar una dimensión receptiva y gratuita»[121]. Los pueblos originarios saben de esta gratuidad y de este sano ocio contemplativo. Nuestras celebraciones deberían ayudarles a vivir esta experiencia en la liturgia dominical y a encontrarse con la luz de la Palabra y de la Eucaristía que ilumina nuestras vidas concretas.

84. Los sacramentos muestran y comunican al Dios cercano que llega con misericordia a curar y a fortalecer a sus hijos. Por lo tanto deben ser accesibles, sobre todo para los pobres, y nunca deben negarse por razones de dinero. Tampoco cabe, frente a los pobres y olvidados de la Amazonia, una disciplina que excluya y aleje, porque así ellos son finalmente descartados por una Iglesia convertida en aduana. Más bien, «en las difíciles situaciones que viven las personas más necesitadas, la Iglesia debe tener un especial cuidado para comprender, consolar, integrar, evitando imponerles una serie de normas como si fueran una roca, con lo cual se consigue el efecto de hacer que se sientan juzgadas y abandonadas precisamente por esa Madre que está llamada a acercarles la misericordia de Dios»[122]. Para la Iglesia la misericordia puede volverse una mera expresión romántica si no se manifiesta concretamente en la tarea pastoral[123].

La inculturación de la ministerialidad

85. La inculturación también debe desarrollarse y reflejarse en una forma encarnada de llevar adelante la organización eclesial y la ministerialidad. Si se incultura la espiritualidad, si se incultura la santidad, si se incultura el Evangelio mismo, ¿cómo evitar pensar en una inculturación del modo como se estructuran y se viven los ministerios eclesiales? La pastoral de la Iglesia tiene en la Amazonia una presencia precaria, debida en parte a la inmensa extensión territorial con muchos lugares de difícil acceso, gran diversidad cultural, serios problemas sociales, y la propia opción de algunos pueblos de recluirse. Esto no puede dejarnos indiferentes y exige de la Iglesia una respuesta específica y valiente.

86. Se requiere lograr que la ministerialidad se configure de tal manera que esté al servicio de una mayor frecuencia de la celebración de la Eucaristía, aun en las comunidades más remotas y escondidas. En Aparecida se invitó a escuchar el lamento de tantas comunidades de la Amazonia «privadas de la Eucaristía dominical por largos períodos»[124]. Pero al mismo tiempo se necesitan ministros que puedan comprender desde dentro la sensibilidad y las culturas amazónicas.

87. El modo de configurar la vida y el ejercicio del ministerio de los sacerdotes no es monolítico, y adquiere diversos matices en distintos lugares de la tierra. Por eso es importante determinar qué es lo más específico del sacerdote, aquello que no puede ser delegado. La respuesta está en el sacramento del Orden sagrado, que lo configura con Cristo sacerdote. Y la primera conclusión es que ese carácter exclusivo recibido en el Orden, lo capacita sólo a él para presidir la Eucaristía[125]. Esa es su función específica, principal e indelegable. Algunos piensan que lo que distingue al sacerdote es el poder, el hecho de ser la máxima autoridad de la comunidad. Pero san Juan Pablo II explicó que aunque el sacerdocio se considere “jerárquico”, esta función no tiene el valor de estar por encima del resto, sino que «está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo»[126]. Cuando se afirma que el sacerdote es signo de “Cristo cabeza”, el sentido principal es que Cristo es la fuente de la gracia: Él es cabeza de la Iglesia «porque tiene el poder de hacer correr la gracia por todos los miembros de la Iglesia»[127].

88. El sacerdote es signo de esa Cabeza que derrama la gracia ante todo cuando celebra la Eucaristía, fuente y culmen de toda la vida cristiana[128]. Esa es su gran potestad, que sólo puede ser recibida en el sacramento del Orden sacerdotal. Por eso únicamente él puede decir: “Esto es mi cuerpo”. Hay otras palabras que sólo él puede pronunciar: “Yo te absuelvo de tus pecados”. Porque el perdón sacramental está al servicio de una celebración eucarística digna. En estos dos sacramentos está el corazón de su identidad exclusiva[129].

89. En las circunstancias específicas de la Amazonia, de manera especial en sus selvas y lugares más remotos, hay que encontrar un modo de asegurar ese ministerio sacerdotal. Los laicos podrán anunciar la Palabra, enseñar, organizar sus comunidades, celebrar algunos sacramentos, buscar distintos cauces para la piedad popular y desarrollar la multitud de dones que el Espíritu derrama en ellos. Pero necesitan la celebración de la Eucaristía porque ella «hace la Iglesia»[130], y llegamos a decir que «no se edifica ninguna comunidad cristiana si esta no tiene su raíz y centro en la celebración de la sagrada Eucaristía»[131]. Si de verdad creemos que esto es así, es urgente evitar que los pueblos amazónicos estén privados de ese alimento de vida nueva y del sacramento del perdón.

90. Esta acuciante necesidad me lleva a exhortar a todos los Obispos, en especial a los de América Latina, no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia[132]. Al mismo tiempo conviene revisar a fondo la estructura y el contenido tanto de la formación inicial como de la formación permanente de los presbíteros, para que adquieran las actitudes y capacidades que requiere el diálogo con las culturas amazónicas. Esta formación debe ser eminentemente pastoral y favorecer el desarrollo de la misericordia sacerdotal[133].

Comunidades repletas de vida

91. Por otra parte, la Eucaristía es el gran sacramento que significa y realiza la unidad de la Iglesia[134], y se celebra «para que de extraños, dispersos e indiferentes unos a otros, lleguemos a ser unidos, iguales y amigos»[135]. Quien preside la Eucaristía debe cuidar la comunión, que no es una unidad empobrecida, sino que acoge la múltiple riqueza de dones y carismas que el Espíritu derrama en la comunidad.

92. Por lo tanto, la Eucaristía, como fuente y culmen, reclama el desarrollo de esa multiforme riqueza. Se necesitan sacerdotes, pero esto no excluye que ordinariamente los diáconos permanentes —que deberían ser muchos más en la Amazonia—, las religiosas y los mismos laicos asuman responsabilidades importantes para el crecimiento de las comunidades y que maduren en el ejercicio de esas funciones gracias a un acompañamiento adecuado.

93. Entonces no se trata sólo de facilitar una mayor presencia de ministros ordenados que puedan celebrar la Eucaristía. Este sería un objetivo muy limitado si no intentamos también provocar una nueva vida en las comunidades. Necesitamos promover el encuentro con la Palabra y la maduración en la santidad a través de variados servicios laicales, que suponen un proceso de preparación —bíblica, doctrinal, espiritual y práctica— y diversos caminos de formación permanente.

94. Una Iglesia con rostros amazónicos requiere la presencia estable de líderes laicos maduros y dotados de autoridad[136], que conozcan las lenguas, las culturas, la experiencia espiritual y el modo de vivir en comunidad de cada lugar, al mismo tiempo que dejan espacio a la multiplicidad de dones que el Espíritu Santo siembra en todos. Porque allí donde hay una necesidad peculiar, Él ya ha derramado carismas que permitan darle una respuesta. Ello supone en la Iglesia una capacidad para dar lugar a la audacia del Espíritu, para confiar y concretamente para permitir el desarrollo de una cultura eclesial propia, marcadamente laical. Los desafíos de la Amazonia exigen a la Iglesia un esfuerzo especial por lograr una presencia capilar que sólo es posible con un contundente protagonismo de los laicos.

95. Muchas personas consagradas gastaron sus energías y buena parte de sus vidas por el Reino de Dios en la Amazonia. La vida consagrada, capaz de diálogo, de síntesis, de encarnación y de profecía, tiene un lugar especial en esta configuración plural y armoniosa de la Iglesia amazónica. Pero le hace falta un nuevo esfuerzo de inculturación, que ponga en juego la creatividad, la audacia misionera, la sensibilidad y la fuerza peculiar de la vida comunitaria.

96. Las comunidades de base, cuando supieron integrar la defensa de los derechos sociales con el anuncio misionero y la espiritualidad, fueron verdaderas experiencias de sinodalidad en el caminar evangelizador de la Iglesia en la Amazonia. Muchas veces «han ayudado a formar cristianos comprometidos con su fe, discípulos y misioneros del Señor, como testimonia la entrega generosa, hasta derramar su sangre, de tantos miembros suyos»[137].

97. Aliento la profundización de la tarea conjunta que se realiza a través de la REPAM y de otras asociaciones, con el objetivo de consolidar lo que ya pedía Aparecida: «establecer, entre las iglesias locales de diversos países sudamericanos, que están en la cuenca amazónica, una pastoral de conjunto con prioridades diferenciadas»[138]. Esto vale especialmente para la relación entre las Iglesias fronterizas.

98. Finalmente, quiero recordar que no siempre podemos pensar proyectos para comunidades estables, porque en la Amazonia hay una gran movilidad interna, una constante migración muchas veces pendular, y «la región se ha convertido de hecho en un corredor migratorio»[139]. La «trashumancia amazónica no ha sido bien comprendida ni suficientemente trabajada desde el punto de vista pastoral»[140]. Por ello hay que pensar en equipos misioneros itinerantes y «apoyar la inserción y la itinerancia de los consagrados y las consagradas junto a los más empobrecidos y excluidos»[141]. Por otro lado, esto desafía a nuestras comunidades urbanas, que deberían cultivar con ingenio y generosidad, de forma especial en las periferias, diversas formas de cercanía y de acogida ante las familias y los jóvenes que llegan del interior.

La fuerza y el don de las mujeres

99. En la Amazonia hay comunidades que se han sostenido y han transmitido la fe durante mucho tiempo sin que algún sacerdote pasara por allí, aun durante décadas. Esto ocurrió gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: bautizadoras, catequistas, rezadoras, misioneras, ciertamente llamadas e impulsadas por el Espíritu Santo. Durante siglos las mujeres mantuvieron a la Iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe. Ellas mismas, en el Sínodo, nos conmovieron a todos con su testimonio.

100. Esto nos invita a expandir la mirada para evitar reducir nuestra comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales. Ese reduccionismo nos llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado. Pero esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable.

101. Jesucristo se presenta como Esposo de la comunidad que celebra la Eucaristía, a través de la figura de un varón que la preside como signo del único Sacerdote. Este diálogo entre el Esposo y la esposa que se eleva en la adoración y santifica a la comunidad, no debería encerrarnos en planteamientos parciales sobre el poder en la Iglesia. Porque el Señor quiso manifestar su poder y su amor a través de dos rostros humanos: el de su Hijo divino hecho hombre y el de una creatura que es mujer, María. Las mujeres hacen su aporte a la Iglesia según su modo propio y prolongando la fuerza y la ternura de María, la Madre. De este modo no nos limitamos a un planteamiento funcional, sino que entramos en la estructura íntima de la Iglesia. Así comprendemos radicalmente por qué sin las mujeres ella se derrumba, como se habrían caído a pedazos tantas comunidades de la Amazonia si no hubieran estado allí las mujeres, sosteniéndolas, conteniéndolas y cuidándolas. Esto muestra cuál es su poder característico.

102. No podemos dejar de alentar los dones populares que han dado a las mujeres tanto protagonismo en la Amazonia, aunque hoy las comunidades están sometidas a nuevos riesgos que no existían en otras épocas. La situación actual nos exige estimular el surgimiento de otros servicios y carismas femeninos, que respondan a las necesidades específicas de los pueblos amazónicos en este momento histórico.

103. En una Iglesia sinodal las mujeres, que de hecho desempeñan un papel central en las comunidades amazónicas, deberían poder acceder a funciones e incluso a servicios eclesiales que no requieren el Orden sagrado y permitan expresar mejor su lugar propio. Cabe recordar que estos servicios implican una estabilidad, un reconocimiento público y el envío por parte del obispo. Esto da lugar también a que las mujeres tengan una incidencia real y efectiva en la organización, en las decisiones más importantes y en la guía de las comunidades, pero sin dejar de hacerlo con el estilo propio de su impronta femenina.

Ampliar horizontes más allá de los conflictos

104. Suele ocurrir que en un determinado lugar los agentes pastorales vislumbran soluciones muy diversas para los problemas que enfrentan, y por ello proponen formas aparentemente opuestas de organización eclesial. Cuando esto ocurre es probable que la verdadera respuesta a los desafíos de la evangelización esté en la superación de las dos propuestas, encontrando otros caminos mejores, quizás no imaginados. El conflicto se supera en un nivel superior donde cada una de las partes, sin dejar de ser fiel a sí misma, se integra con la otra en una nueva realidad. Todo se resuelve «en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna»[142]. De otro modo, el conflicto nos encierra, «perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada»[143].

105. Esto de ninguna manera significa relativizar los problemas, escapar de ellos o dejar las cosas como están. Las verdaderas soluciones nunca se alcanzan licuando la audacia, escondiéndose de las exigencias concretas o buscando culpas afuera. Al contrario, la salida se encuentra por “desborde”, trascendiendo la dialéctica que limita la visión para poder reconocer así un don mayor que Dios está ofreciendo. De ese nuevo don acogido con valentía y generosidad, de ese don inesperado que despierta una nueva y mayor creatividad, manarán como de una fuente generosa las respuestas que la dialéctica no nos dejaba ver. En sus inicios, la fe cristiana se difundió admirablemente siguiendo esta lógica que le permitió, a partir de una matriz hebrea, encarnarse en las culturas grecorromanas y adquirir a su paso distintas modalidades. De modo análogo, en este momento histórico, la Amazonia nos desafía a superar perspectivas limitadas, soluciones pragmáticas que se quedan clausuradas en aspectos parciales de los grandes desafíos, para buscar caminos más amplios y audaces de inculturación.

La convivencia ecuménica e interreligiosa

106. En una Amazonia plurirreligiosa, los creyentes necesitamos encontrar espacios para conversar y para actuar juntos por el bien común y la promoción de los más pobres. No se trata de que todos seamos más light o de que escondamos las convicciones propias que nos apasionan para poder encontrarnos con otros que piensan distinto. Si uno cree que el Espíritu Santo puede actuar en el diferente, entonces intentará dejarse enriquecer con esa luz, pero la acogerá desde el seno de sus propias convicciones y de su propia identidad. Porque mientras más profunda, sólida y rica es una identidad, más tendrá para enriquecer a los otros con su aporte específico.

107. Los católicos tenemos un tesoro en las Sagradas Escrituras, que otras religiones no aceptan, aunque a veces son capaces de leerlas con interés e incluso de valorar algunos de sus contenidos. Algo semejante intentamos hacer nosotros ante los textos sagrados de otras religiones y comunidades religiosas, donde se encuentran «preceptos y doctrinas que […] no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres»[144]. También tenemos una gran riqueza en los siete sacramentos, que algunas comunidades cristianas no aceptan en su totalidad o en idéntico sentido. Al mismo tiempo que creemos firmemente en Jesús como único Redentor del mundo, cultivamos una profunda devoción hacia su Madre. Si bien sabemos que esto no se da en todas las confesiones cristianas, sentimos el deber de comunicar a la Amazonia la riqueza de ese cálido amor materno del cual nos sentimos depositarios. De hecho terminaré esta Exhortación con unas palabras dirigidas a María.

108. Todo esto no tendría que convertirnos en enemigos. En un verdadero espíritu de diálogo se alimenta la capacidad de comprender el sentido de lo que el otro dice y hace, aunque uno no pueda asumirlo como una convicción propia. Así se vuelve posible ser sinceros, no disimular lo que creemos, sin dejar de conversar, de buscar puntos de contacto, y sobre todo de trabajar y luchar juntos por el bien de la Amazonia. La fuerza de lo que une a todos los cristianos tiene un valor inmenso. Prestamos tanta atención a lo que nos divide que a veces ya no apreciamos ni valoramos lo que nos une. Y eso que nos une es lo que nos permite estar en el mundo sin que nos devoren la inmanencia terrena, el vacío espiritual, el egocentrismo cómodo, el individualismo consumista y autodestructivo.

109. A todos los cristianos nos une la fe en Dios, el Padre que nos da la vida y nos ama tanto. Nos une la fe en Jesucristo, el único Redentor, que nos liberó con su bendita sangre y con su resurrección gloriosa. Nos une el deseo de su Palabra que guía nuestros pasos. Nos une el fuego del Espíritu que nos impulsa a la misión. Nos une el mandamiento nuevo que Jesús nos dejó, la búsqueda de una civilización del amor, la pasión por el Reino que el Señor nos llama a construir con Él. Nos une la lucha por la paz y la justicia. Nos une la convicción de que no todo se termina en esta vida, sino que estamos llamados a la fiesta celestial donde Dios secará todas las lágrimas y recogerá lo que hicimos por los que sufren.

110. Todo esto nos une. ¿Cómo no luchar juntos? ¿Cómo no orar juntos y trabajar codo a codo para defender a los pobres de la Amazonia, para mostrar el rostro santo del Señor y para cuidar su obra creadora?

CONCLUSIÓN

LA MADRE DE LA AMAZONIA

111. Después de compartir algunos sueños, aliento a todos a avanzar en caminos concretos que permitan transformar la realidad de la Amazonia y liberarla de los males que la aquejan. Ahora levantemos la mirada a María. La Madre que Cristo nos dejó, aunque es la única Madre de todos, se manifiesta en la Amazonia de distintas maneras. Sabemos que «los indígenas se encuentran vitalmente con Jesucristo por muchas vías; pero el camino mariano ha contribuido más a este encuentro».[145] Ante la maravilla de la Amazonia, que hemos descubierto cada vez mejor en la preparación y en el desarrollo del Sínodo, creo que lo mejor es culminar esta Exhortación dirigiéndonos a ella:

Madre de la vida,
en tu seno materno se fue formando Jesús,
que es el Señor de todo lo que existe.
Resucitado, Él te transformó con su luz
y te hizo reina de toda la creación.
Por eso te pedimos que reines, María,
en el corazón palpitante de la Amazonia.

Muéstrate como madre de todas las creaturas,
en la belleza de las flores, de los ríos,
del gran río que la atraviesa
y de todo lo que vibra en sus selvas.
Cuida con tu cariño esa explosión de hermosura.

Pide a Jesús que derrame todo su amor
en los hombres y en las mujeres que allí habitan,
para que sepan admirarla y cuidarla.

Haz nacer a tu hijo en sus corazones
para que Él brille en la Amazonia,
en sus pueblos y en sus culturas,
con la luz de su Palabra, con el consuelo de su amor,
con su mensaje de fraternidad y de justicia.

Que en cada Eucaristía
se eleve también tanta maravilla
para la gloria del Padre.

Madre, mira a los pobres de la Amazonia,
porque su hogar está siendo destruido
por intereses mezquinos.
¡Cuánto dolor y cuánta miseria,
cuánto abandono y cuánto atropello
en esta tierra bendita,
desbordante de vida!

Toca la sensibilidad de los poderosos
porque aunque sentimos que ya es tarde
nos llamas a salvar
lo que todavía vive.

Madre del corazón traspasado
que sufres en tus hijos ultrajados
y en la naturaleza herida,
reina tú en la Amazonia
junto con tu hijo.
Reina para que nadie más se sienta dueño
de la obra de Dios.

En ti confiamos, Madre de la vida
no nos abandones
en esta hora oscura.
Amén
.

Dado en Roma, junto a San Juan de Letrán, el 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, del año 2020, séptimo de mi Pontificado.

Francisco


[1] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 49: AAS 107 (2015), 866.

[2] Instrumentum laboris, 45.

[3] Ana Varela Tafur, «Timareo», en Lo que no veo en visiones, Lima 1992.

[4] Jorge Vega Márquez, «Amazonia solitaria», en Poesía obrera, Cobija-Pando-Bolivia 2009, 39.

[5] Red Eclesial Panamazónica (REPAM), Brasil, Síntesis del aporte al Sínodo, 120; Instrumentum laboris, 45.

[6] Discurso a los jóvenes, San Pablo - Brasil (10 mayo 2007), 2: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (18 mayo 2007), p. 6.

[7] Cf. Alberto C. Araújo, «Imaginario amazónico», en Amazonia realamazoniareal.com.br (29 enero 2014).

[8] S. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio (26 marzo 1967), 57: AAS 59 (1967), 285.

[9] S. Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales (27 abril 2001), 4: AAS 93 (2001), 600.

[10] Cf. Instrumentum laboris, 41.

[11] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 473.

[12] Ramón Iribertegui, Amazonas: El hombre y el caucho, ed. Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho - Venezuela, Monografía, n. 4, Caracas 1987, 307ss.

[13] Cf. Amarílis Tupiassú, «Amazônia, das travessias lusitanas à literatura de até agora», en Estudos Avançados, vol. 19, n. 53, San Pablo (enero/abril 2005): «De hecho, después del final de la primera colonización, la Amazonia continuó su camino como una región sujeta a la avaricia de siglos, ahora bajo nuevas imposiciones retóricas [...] por parte de agentes “civilizadores” que ni siquiera necesitan una personificación para generar y multiplicar las nuevas facetas de la vieja destrucción, ahora a través de una muerte lenta».

[14] Obispos de la Amazonia de Brasil, Carta al Pueblo de Dios, Santarem - Brasil (6 julio 2012).

[15] S. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1998, 3: AAS 90 (1998), 150.

[16] III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Puebla (23 marzo 1979), 6.

[17] Instrumentum laboris, 6. El Papa Pablo III, con el Breve Veritas ipsa (2 junio 1537), condenó las tesis racistas, reconociendo a los indios, ya fuesen cristianos o no, la dignidad de la persona humana, les reconoció el derecho a sus posesiones y prohibió que fuesen reducidos a esclavitud. Afirmaba: «Siendo hombres como los demás, […] no pueden ser absolutamente privados de su libertad y de la posesión de sus bienes, tampoco aquellos que están fuera de la fe de Jesucristo». Este magisterio fue reafirmado por los papas Gregorio XIV, Bula Cum Sicuti (28 abril 1591); Urbano VIII, Bula Commissum Nobis (22 abril 1639); Benedicto XIV, Bula Immensa Pastorum Principis, dirigida a los Obispos de Brasil (20 diciembre 1741); Gregorio XVI, Breve In Supremo (3 diciembre 1839); León XIII, Epístola a los Obispos de Brasil sobre la esclavitud (5 mayo 1888); S. Juan Pablo II, Mensaje a los indígenas del Continente americano, Santo Domingo (12 octubre 1992), 2: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (23 octubre 1992), p. 15.

[18] Frederico Benício de Sousa Costa, Carta Pastoral (1909), ed. Imprenta del gobierno del Estado de Amazonas, Manaos 1994, 83.

[19] Instrumentum laboris, 7.

[20] Discurso con motivo del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra - Bolivia (9 julio 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (17 julio 2015), p. 9.

[21] Discurso con motivo del Encuentro con los Pueblos de la Amazonia, Puerto Maldonado - Perú (19 enero 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (26 enero 2018), p. 3.

[22] Instrumentum laboris, 24.

[23] Yana Lucila Lema, Tamyahuan Shamakupani (Con la lluvia estoy viviendo), 1, en http://siwarmayu.com/es/yana-lucila-lema-6-poemas-de-tamyawan-shamukupani-con-la-lluvia-estoy-viviendo/

[24] Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Cuidemos nuestro planeta (20 abril 2012), 3.

[25] N. 142AAS 107 (2015), 904-905.

[26] N. 82.

[27] Ibíd., 83.

[28] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 239: AAS 105 (2013), 1116.

[29] Ibíd., 218: AAS 105 (2013), 1110.

[30] Ibíd.

[31] Cf. Instrumentum laboris, 57.

[32] Cf. Evaristo Eduardo de Miranda, Quando o Amazonas corria para o Pacífico, Petrópolis 2007, 83-93.

[33] Juan Carlos Galeano, «Paisajes», en Amazonia y otros poemas, ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá 2011, 31.

[34] Javier Yglesias, «Llamado», en Revista peruana de literatura, n. 6 (junio 2007), 31.

[35] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 144: AAS 107 (2015), 905.

[36] Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 186.

[37] Ibíd., 200.

[38] Videomensaje para el Encuentro Mundial de la Juventud Indígena, Soloy - Panamá (18 enero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (15 enero 2019), p. 10.

[39] Mario Vargas Llosa, Prólogo de El Hablador, Madrid (8 octubre 2007).

[40] Exhort. ap. postsin. Christus vivit (25 marzo 2019), 195.

[41] S. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus (1 mayo 1991), 50: AAS 83 (1991), 856.

[42] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 97.

[43] Discurso en el Encuentro con los Pueblos de la Amazonia, Puerto Maldonado - Perú (19 enero 2018): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (26 enero 2018), p. 3.

[44] Instrumentum laboris, 123, e.

[45] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 144: AAS 107 (2015), 906.

[46] Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 51: AAS 101 (2009), 687: «La naturaleza, especialmente en nuestra época, está tan integrada en la dinámica social y cultural que prácticamente ya no constituye una variable independiente. La desertización y el empobrecimiento productivo de algunas áreas agrícolas son también fruto del empobrecimiento de sus habitantes y de su atraso».

[47] Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007, 8: Insegnamenti 2/2 (2006), 776.

[48] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 1691117138240AAS 107 (2015), 854, 884, 894, 903, 941.

[49] Documento Bolivia: informe país. Consulta presinodal (2019), 36; cf. Instrumentum laboris, 23.

[50] Instrumentum laboris, 26.

[51] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 146: AAS 107 (2015), 906.

[52] Documento con aportaciones al Sínodo de la Diócesis de San José del Guaviare y de la Arquidiócesis de Villavicencio y Granada - Colombia; cf. Instrumentum laboris, 17.

[53] Euclides da Cunha, Los Sertones (Os Sertões), Buenos Aires 1946, 65-66.

[54] Pablo Neruda, «Amazonas», en Canto General (1938), I, IV.

[55] REPAM, Doc. Eje de Fronteras. Preparación para el Sínodo de la Amazonia, Tabatinga - Brasil (13 febrero 2019), 3; cf. Instrumentum laboris, 8.

[56] Amadeu Thiago de Mello, Amazonas, patria da agua. Traducción al español de Jorge Timossi, en http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/mello_thiago/amazonas_patria_da_agua.htm

[57] Vinicius de Moraes, Para vivir un gran amor, Buenos Aires 2013, 166.

[58] Juan Carlos Galeano, «Los que creyeron», en Amazonia y otros poemas, ed. Universidad Externado de Colombia, Bogotá 2011, 44.

[59] Harald Sioli, A Amazônia, Petrópolis 1985, 60.

[60]S. Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso Internacional sobre “Ambiente y salud” (24 marzo 1997), 2: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (11 abril 1997), p. 7.

[61] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 34: AAS 107 (2015), 860.

[62] Cf. ibíd., 28-31: AAS 107 (2015), 858-859.

[63] Ibíd., 38: AAS 107 (2015), 862.

[64] Cf. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 86.

[65] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 38: AAS 107 (2015), 862.

[66] Cf. ibíd.144187AAS 107 (2015), 905-906, 921.

[67] Cf. ibíd., 183: AAS 107 (2015), 920.

[68] Ibíd., 53: AAS 107 (2015), 868.

[69] Cf. ibíd., 49: AAS 107 (2015), 866.

[70] Documento preparatorio del Sínodo de los Obispos para la Asamblea Especial para la Región Panamazónica, 8.

[71] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 56: AAS 107 (2015), 869.

[72] Ibíd., 59: AAS 107 (2015), 870.

[73] Ibíd., 33: AAS 107 (2015), 860.

[74] Ibíd., 220: AAS 107 (2015), 934.

[75] Ibíd., 215: AAS 107 (2015), 932.

[76] Sui Yun, Cantos para el mendigo y el rey, Wiesbaden 2000.

[77] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 100: AAS 107 (2015), 887.

[78] Ibíd., 204: AAS 107 (2015), 928.

[79] Cf. Documentos de Santarem (1972) y Manaos (1997), en Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, Desafío missionário. Documentos da Igreja na Amazônia, Brasilia 2014, 9-28, 67-84.

[80] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 220: AAS 105 (2013), 1110.

[81] Ibíd., 164: AAS 105 (2013), 1088-1089.

[82] Ibíd., 165: AAS 105 (2013), 1089.

[83] Ibíd., 161: AAS 105 (2013), 1087.

[84] Así lo recoge el Concilio Vaticano II en el n. 44 de la Constitución Gaudium et spes cuando dice: «[La Iglesia] desde el comienzo de su historia, aprendió a expresar el mensaje de Cristo por medio de los conceptos y de las lenguas de los distintos pueblos y procuró, además, ilustrarlo con la sabiduría de los filósofos, todo ello con el fin de adaptar el Evangelio, en cuanto era conveniente, al nivel de la comprensión de todos y de las exigencias de los sabios. Ciertamente, esta predicación acomodada de la palabra revelada debe mantenerse como ley de toda evangelización. Pues así en todo pueblo se estimula el poder de expresar el mensaje de Cristo a su modo y, al mismo tiempo, se promueve un vivo intercambio entre la Iglesia y las diferentes culturas de los pueblos».

[85] Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania (29 junio 2019), 9: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (5 julio 2019), p. 9.

[86] Cf. S. Vicente de Lerins, Commonitorium primum, cap. 23: PL 50, 668: «Ut annis scilicet consolidetur, dilatetur tempore, sublimetur aetate».

[87] Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania (29 junio 2019), 9. Cf. La expresión atribuida a Gustav Mahler: «La tradición es la salvaguarda del futuro y no la conservación de las cenizas».

[88] Discurso a los docentes universitarios y los hombres de cultura, Coimbra (15 mayo 1982), 5: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (23 mayo 1982), p. 18.

[89] Mensaje a los indígenas del Continente americano, Santo Domingo (12 octubre 1992), 6: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (23 octubre 1992), p. 15; cf. Discurso a los participantes en el Congreso nacional del Movimiento eclesial de compromiso cultural (16 enero 1982), 2: Insegnamenti 5/1 (1982), 131.

[90] S. Juan Pablo II, Exhort. ap. postsin. Vita consecrata (25 marzo 1996), 98: AAS 88 (1996), 474-475.

[91] N. 115AAS 105 (2013), 1068.

[92] Ibíd., 116: AAS 105 (2013), 1068.

[93] Ibíd.

[94] Ibíd., 129: AAS 105 (2013), 1074.

[95] Ibíd., 116: AAS 105 (2013), 1068.

[96] Ibíd., 117: AAS 105 (2013), 1069.

[97] Ibíd.

[98] S. Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Cultura (17 enero 1987), 5: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (1 febrero 1987), p. 21.

[99] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 129: AAS 105 (2013), 1074.

[100] IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Santo Domingo (12-28 octubre 1992), 17.

[101]Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 198: AAS 105 (2013), 1103.

[102] Cf. Vittorio Messori - Joseph Ratzinger, Informe sobre la fe, ed. BAC, Madrid 2015, 209-210.

[103] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 198: AAS 105 (2013), 1103.

[104] Pedro Casaldáliga, «Carta de navegar (Por el Tocantins amazónico)», en El tiempo y la espera, Santander 1986.

[105] Santo Tomás de Aquino lo explica de esta manera: «La triple manera como está Dios en las cosas: Una es común, por esencia, presencia y potencia; otra por la gracia en sus santos; la tercera, singular en Cristo, por la unión» (Ad Colossenses, c. II, l. 2).

[106] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 235: AAS 107 (2015), 939.

[107] III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Puebla (23 marzo 1979), 196.

[108] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 178: AAS 105 (2013), 1094.

[109] Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 11; cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate (19 marzo 2018), 10-11.

[110] Vicariatos Apostólicos de la Amazonia Peruana, «Segunda asamblea episcopal regional de la selva», San Ramón - Perú (5 octubre 1973), en Éxodo de la Iglesia en la Amazonia. Documentos pastorales de la Iglesia en la Amazonia peruana, Iquitos 1976, 121.

[111] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 123: AAS 105 (2013), 1071.

[112] Cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate (19 marzo 2018), 126-127.

[113] Ibíd., 32.

[114] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 235: AAS 107 (2015), 939.

[115] Ibíd.

[116] Ibíd., 236: AAS 107 (2015), 940.

[117] Ibíd.

[118] Ibíd., 235: AAS 107 (2015), 939.

[119] Cf. Const. Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, 37-40, 65, 77, 81.

[120] En el Sínodo surgió la propuesta de elaborar un “rito amazónico”.

[121] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 237: AAS 107 (2015), 940.

[122] Exhort. ap. postsin. Amoris laetitia (19 marzo 2016), 49: AAS 108 (2016), 331; cf. ibíd., 305: AAS 108 (2016), 436-437.

[123] Cf. ibíd., 296308AAS 108 (2016), 430-431, 438.

[124] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 100, e.

[125] Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Sacerdotium ministeriale, a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunas cuestiones concernientes al ministro de la Eucaristía (6 agosto 1983): AAS, 75 (1983), 1001-1009.

[126] Carta ap. Mulieris dignitatem (15 agosto 1988), 27: AAS 80 (1988), 1718.

[127] Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiae III, q. 8, a. 1, resp.

[128] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Presbyterorum ordinis, sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, 5; S. Juan Pablo II, Carta enc. Ecclesia de Eucharistia (17 abril 2003), 22: AAS 95 (2003), 448.

[129] También es propio del sacerdote administrar la Unción de los enfermos, por estar íntimamente ligada al perdón de los pecados: «Y si tuviera pecados le serán perdonados» (St 5,15).

[130] Catecismo de la Iglesia Católica, 1396; S. Juan Pablo II, Carta enc. Ecclesia de Eucharistia (17 abril 2003), 26: AAS 95 (2003), 451; cf. Henri de Lubac, Meditación sobre la Iglesia, ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1958, 130.

[131] Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Presbyterorum ordinis, sobre el ministerio y la vida de los presbíteros, 6.

[132] Llama la atención que en algunos países de la cuenca amazónica hay más misioneros para Europa o para Estados Unidos que para auxiliar a los propios Vicariatos de la Amazonia.

[133] También en el Sínodo se habló sobre la carencia de seminarios para la formación sacerdotal de personas indígenas.

[134] Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, sobre la Iglesia, 3.

[135] S. Pablo VI, Homilía en la Solemnidad del Corpus Christi (17 junio 1965): Insegnamenti 3 (1965), 358.

[136] Es posible, por escasez de sacerdotes, que el obispo encomiende «una participación en el ejercicio de la cura pastoral de la parroquia a un diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal, o a una comunidad» (Código de Derecho Canónico, 517 §2).

[137] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007), 178.

[138] Ibíd., 475.

[139] Instrumentum laboris, 65.

[140] Ibíd., 63.

[141] Ibíd., 129, d, 2.

[142] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 228: AAS 105 (2013), 1113.

[143] Ibíd., 226: AAS 105 (2013), 1112.

[144] Concilio Vaticano II, Declaración Nostra Aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, 2.

[145] CELAM, III Simposio latinoamericano sobre Teología india, Ciudad de Guatemala (23-27 octubre 2006).

 



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